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Disfruten el último capítulo bonito antes del desmadre. Busquen pañuelos y dedicatoria a los muertos. Besitos.

Travis

El sábado llega, finalmente.

Es extraño verme a mí mismo con un disfraz.

—¿Ya podemos irnos?— asomo mi cabeza en el baño, donde Adabel todavía está teniendo problemas para intentar acomodar el decorado de serpientes que se mezclan con su cabello. Son doradas, así que resaltan en contraste de su cabello oscuro.

—Solo necesito otro minuto — resopla, poniendo uno de esos ganchos diminutos en su cabeza—. Listo.

Ni siquiera disimulo el repaso que le doy, porque está preciosa. Tiene un vestido negro ajustado, que lleva un tajo a cada lado, desde la parte alta de los muslos, exponiendo cada lado de sus piernas. Se ha puesto una liga del mismo color de las serpientes y luce como una fantasía erótica.

Ni siquiera creo que pueda llegar al club si sigo observándola.

Cuando termina, se pone algo de labial, aunque no planeo que le dure mucho. Luego, los tacones. benditos tacones que...

—¿Nos vamos ya? — mi voz suena más ansiosa de lo que quiero, pero no me importa.

—¿Acaso estás ansioso? —a pesar de los zapatos altos, debe inclinar ligeramente el rostro hacia arriba para presionar su boca en la mía.

—¿Por quitarte el vestido y follarte?— le pregunto, mientras tomo su mano y la llevo hasta mi entrepierna—. ¿Tú qué opinas?

—Opino que tendrás que esperar a que lleguemos al club, cachorro.

—Me parece demasiado tiempo.

Suelta una risa baja y encantadora antes de besarme y pasar por mi lado. Yo suelto un resoplido, me acomodo la polla y la sigo. Su culo se ve demasiado bien dentro de ese vestido y no puedo quitar mis ojos de esa parte de su cuerpo mientras salimos del edificio hacia el coche.

Nos demoramos un poco en llegar a Seks. Siendo sábado, el tráfico citadino está ajetreado y, para cuando estamos allí, el lugar rebalsa de personas.

—No sabía que Demian había aceptado tantos miembros— murmura Ada.

—Incluso bromeó con abrir otra sucursal — le digo, recordando fragmentos de la conversación del otro día.

—No lo creo, no podría controlar ambos lugares tan bien.

Me encojo de hombros.

—¿Tu primo no sabe delegar?

Niega.

—Suficiente tendrá con Lianna, el embarazo y... esas cosas.

Inconscientemente, bajo mis ojos por su cuerpo hasta su abdomen, preguntándome cuánto tiempo va a tomarnos a nosotros. Aunque hablamos del tema con frecuencia, no lo hemos traído a colación los últimos días.

—Oye, creí que podríamos quedar en vernos con Killian e Isla un día de estos —digo, cambiando el tema.

—Claro.

Asa se baja del coche y yo la sigo, de camino al club. Pienso en la guerra y en cosas sangrientas para evitar una erección pero no surte mucho efecto.

Owen está en la entrada, luciendo como la mierda, pálido y con ojeras.

—Hola —mi saludo tiene una nota de preocupación que no puedo ocultar.

—¿Qué tal?— intenta sonreír pero no lo hace.

—Ada, ¿Me esperas en la barra? — ella me observa, ve al alemán y asiente—. ¿Qué te sucede?

Veneno | SEKS #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora