En honor al aniversario de bodas de Isla y Killian, traje a nuestra abogada favorita por un rato... y también traje algo más de drama, ¡Disfruten!
Adabel
Follamos casi hasta el mediodía. Quiero decir, no es como si el acto en sí mismo durará ese tiempo, pero, tras romper la cama, seguimos con el sofá y allí, yo lo monto a él. Luego, nos quedamos acurrucados por varios minutos y disfruto del cariño que me proporciona Travis.
—Deberíamos hablar con la administradora— murmura. Tiene los labios contra la piel de mi hombro y yo asiento levemente.
—Yo iré— lo beso y me pongo de pie, estirando mis músculos adoloridos y él hace lo mismo. Busco algo de ropa y me meto en el baño, para asearme un poco antes de regresar al cuarto. Travis ya está vestido y lo veo recoger el reguero de ropa antes de salir, con mi cartera, para ir al mostrador de la entrada.
Le explico rápidamente a la mujer que hemos roto la cama y ella no luce muy sorprendida, así que solo debo pagar una pequeña suma y regresar a la habitación. Repararán la cama mientras estamos fuera, por lo que llevamos las cosas al Jeep.
—¿Qué haremos?— me pregunta Travis cuando lo veo. Me abraza y siento que está más cariñoso de lo usual, pero no me quejo.
—Deberíamos dormir, pero no tenemos cama.
—Podríamos recorrer la feria cercana a la costa— sugiere—, o podríamos regresar a la playa para que te broncees un poco.
—No quiero broncearme, no me gusta— me quejo—, pero podemos ir a la feria, me encantaría— me inclino ligeramente y lo beso, notando que mi queja sobre su comportamiento más dulce se replica también en el mío y me tranquiliza un poquito saber que, al menos con él, las cosas marchan bien.
Caminamos tomados de la mano hacia las calles donde están los puestos y el lugar no está muy concurrido, por lo que podemos recorrer todo con calma. Travis se detiene en uno donde venden vinos y observa las etiquetas con interés.
—Mi abuela tenía viñedos— me dice, cuando le pregunto si comprende algo sobre las cepas—. Me crié escuchando charlas sobre vinos y viñedos, pero no soy experto en nada.
—Eso es genial— sonrío.
—Deberías conocer a mi abuela, te agradaría— me dice—. De hecho, sí, deberías conocer a mi familia, Adabel— murmura. Seguimos caminando y me detengo en un puesto donde venden pulseras artesanales.
—¿Quieres que conozca a tu familia?
—Conoces a una de mis primas y a mi madre— me recuerda—. De hecho, el jueves mi tía hará una cena, ¿Quieres venir?
—No sé si es una buena idea— digo, casi por inercia pero me corrijo—. Sí, me gustaría ir.
Debería dejar de atarme a todas mis contenciones, pero es difícil.
—Genial— me da una sonrisa leve, antes de seguir caminando y la brisa ligeramente fresca me golpea el rostro—. ¿Alguna vez has hecho yoga en la arena?— cuestiona, varios minutos después. Lo miro con sorpresa y él señala un gimnasio, donde se ve a una mujer haciendo posturas de yoga, explicando el porqué de su pregunta.
—No, nunca lo hice— admito—. ¿Por qué?
—¿Quieres intentarlo?
Antes de poder decir que sí o que no, tira de mí en dirección a la playa. Nos quitamos los zapatos y los dejamos a un lado. El lugar, al menos cien metros a cada lado, está desierto y el único sonido es emitido por las olas. El olor salado y característico del mar me llena los pulmones mientras observo a Travis.
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Veneno | SEKS #4
RomanceSERIE SEKS, LIBRO #4 Adabel Pavlov es veterinaria, especialista en serpientes. Cuando la contactan de una reserva ecológica en la misma ciudad el resto del Clan Pavlov vive, decide que es momento de reunirse con su familia y, en el proceso, reconect...