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Contexto para las lectoras de Espinas, por si andan con memoria de Dory. Esta escena transcurre el jueves ANTERIOR al viaje a Italia, por eso pasa lo que pasa, aunque no es algo que se mencione mucho en esa historia. Lo aviso más que nada por si andan perdidas. En Espinas Cal menciona a Travis, solamente, pero Ada también estaba.

¡Besos!

El pánico se me atasca hasta que estaciono frente a la casa de los tíos de Travis.

—NI siquiera pensé en traer una botella de vino— le digo, con algo de temor.

—Si lo hubieras hecho, te odiarían— me dice—, mi abuela se dedicaba a los vinos— me recuerda—. Relájate, cariño.

—Pero...

Apago el motor del coche mientras busco las palabras, tras toda la terapia. Mi cerebro es un licuado de sesos y no puedo pensar con claridad.

—Ada, saldrá todo bien, ellos van a quererte.

—¿Aunque les sisee?— bromeo, tratando de contener los nervios.

—Aunque les sisees, sí— se inclina y me besa—. Anda, vamos.

Bajo del Jeep, enciendo la alarma y le devuelvo las llaves, antes de que él atrape mi mano y caminemos hacia la entrada. Es una casa de tamaño mediano, pintoresca y hay algunos coches en la cuadra, que deduzco son de la familia.

Una mujer de mediana edad nos abre la puerta, sonriendo.

—Travis, sobrino, qué gusto verte— dice, abrazándolo—. Supongo que tú eres Adabel— me da una sonrisa afectuosa.

—Sí, es un gusto.

—Mi hermana no deja de hablar de ti. Pasen, pasen— nos deja espacio y caminamos, atravesando el pequeño jardín delantero hacia el interior de la casa, donde reconozco a Cal y a la madre del león.

—¡Ada!— la mujer mayor prácticamente se me abalanza encima y yo sonrío, un poco sorprendida por tal demostración de afecto, pero le correspondo.

—Me cambiaste por ella, mamá. Auch, esto duele— bromea Travis, antes de inclinarse y abrazar afectuosamente a Clavel.

Azucena, la madre de Cal, se ríe.

—Es que ya era hora de que presentaras a alguien, sobrino— dice, antes de llevarme con el resto de la familia.

Hay dos primas más— Amaranta y Melissa—, que son hermanas de Caléndula. La chica tatuada luce como si no estuviera aquí, aunque se esfuerza en integrarse a la conversación con su padre y sus tías. También hay una mujer mayor, Rosa, que me presenta como su abuela.

—Cal estará fuera del país por una semana— dice Azucena, mientras estamos cenando. Lo cierto es que, dejando de lado el distanciamiento de la sumisa de Dorian, no puedo decir que esto sea incómodo.

Yupi— dice ella, con sarcasmo—. De todos modos no es la gran cosa, solo es literatura.

—Es un viaje que te has ganado con esfuerzo y por tu cariño a la escritura— dice Clavel—, no le quites mérito, nena.

—Gracias, tía, es solo que...

—Cal tiene una vida tan perfecta que necesita crearse dramas para no aburrirse— su hermana mayor resopla y yo frunzo el ceño—. Deja de lloriquear.

Con algo de confusión, miro al león, que luce tenso.

—¿Qué hay de ti, qué estás haciendo en tu vida?

—Estoy entre trabajos— se encoge de hombros y se lleva la copa de vino a la boca—, me despidieron.

Un silencio incómodo llena el lugar y yo aprieto los labios.

Veneno | SEKS #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora