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Andrei está sentado en diagonal a mí y hay una caja con donas entre nosotros, que compró antes de venir. Travis se fue al trabajo hace unos minutos, por lo que vio a mi hermano. Se saludaron y todo está bien entre ellos, aunque el león resopló cuando mi hermano comenzó a hablar y preguntar cosas.

—Entonces... ¿Cómo te sientes, Adi?— me pregunta.

—Mejor, no duele tanto como ayer— le digo aunque si he sentido varias molestias pero que son normales—. Yo... lamento que tuvieras que verme así ayer.

—¿A qué te refieres?

—Llorando y esas cosas.

—Oh... claro— se rasca la mejilla—. Es normal que reaccionaras así— murmura.

—Una parte de mí ya lo sabía, pero...— niego y cierro los ojos por unos segundos—, qué más da.

—Ada... ¿No tienes otras opciones? ¿No puedes...?

—El médico dijo que podría intentar embarazarme, pero... los tratamientos hormonales son desgastantes— explico—, las hormonas regulan buena parte de los estados de ánimo de una persona, y te dan una carga hormonal muy fuerte, que regula el desequilibro que tienes— añado—, y no sé si podría pasar por eso y... las probabilidades— mi mandíbula se tensa e intento relajarme—. De todos modos, no es como si lo hubiera hablado con Travis— admito—, y estamos juntos, así que es algo que deberíamos conversar.

—Claro— me da una sonrisa leve—, solo... solo quería decirte que tienes mi apoyo, en lo que sea que decidas.

—Gracias— le sonrío y los ojos se me llenan de lágrimas, porque todas las cosas que han pasado últimamente con él me tienen en extremo sensible—. Oye... Tengo buenas noticias.

—¿En serio?— asiento—. Dime.

—Travis y yo vamos a vivir juntos— le cuento con entusiasmo—, me lo propuso y dije que sí.

Parece sorprendido al principio pero rodea la mesa y me abraza con cuidado.

—Oye, qué bien— murmura contra mi cabello—. Felicitaciones, Adi— me quedo unos segundos contra él y luego, se aleja—. Eso... bueno, es bueno, quiero decir...

—Supongo que lo es— digo—, no es como si no lo hicieramos ya— me río—, solo faltaba que uno de los dos llevara todas sus cosas, pero... hemos vivido juntos dos semanas y ha ido bien. De algún modo funcionamos bien juntos— como me mira con cierta confusión, le explico—. Hace unos meses tuve una crisis un poco... fuerte— digo—, y... le dije a Travis lo que había pasado con Evi— añado con algo de dolor—, pero el día anterior había... había sido una mierda, dormí mal y estaba sin comer, con algunas pastillas para dormir solamente en el estómago y... me desmayé tras decírselo— mi hermano me observa con atención—, así que Travis activó su lado dominante y me secuestró por dos semanas.

—Tú...

—No me secuestró, solo... sugirió que no podía estar sola y tenía razón— admito en voz alta—, es difícil entender cómo una enfermedad en los ovarios puede traerte depresión, pero es así y hubo días en los que ni siquiera quería salir de la cama, ni siquiera tenía ánimos de vivir, pero... ya estoy mejor, me siento mejor y quiero cambiar las cosas.

Andrei me observa y sé que mis palabras lo han afectado cuando pone los ojos en la mesa y toma una respiración profunda, antes de ofrecer:

—¿Necesitas ayuda con la mudanza?

—Ni siquiera sé cuándo lo haremos, pero te diré— prometo.

Asiente y nos quedamos varios minutos callados.

Veneno | SEKS #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora