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—Así que no hay muchas novedades— le digo a Alan, mientras me pongo el abrigo para salir del edificio.

—Está bien, gracias, Ada.

—De nada. Ten una buena noche— me despido y salgo, notando el caminar descuidado de Travis, que se acerca desde su espacio.

—¿Ya nos vamos?— me pregunta.

—¿Le has dado la cena a los felinos?

—Ajá, ¿Tú le has dado el beso de las buenas noches a tus serpientes?— bromea.

—Sí, y les he pedido encarecidamente que te asesinen. No podrías pelear contra Boa— se ríe y pasa su brazo por encima de mis hombros antes de ir hacia la entrada. Nos lleva varios minutos llegar hasta allí, así que aprovecho a preguntarle—. ¿Greg habló contigo?

—¿Sobre el viaje? Sí, comentó algo— admite—, ¿Qué quieres hacer?

—Aún no lo he pensado— admito—. Supongo que lo haré, pero...

—Pero es en noviembre— dice por mí, sabiendo que es un mes complicado. Se lo he dicho sólo una vez pero Travis parece una esponja, absorbiendo toda la información que le doy para recordarla—. Piénsalo bien.

—Greg dijo que él iría— murmuro.

—Lo sé— carraspea—, me ofrecí a hacerlo yo, pero le gustan demasiado las cámaras y, siendo honestos, él sabe más de eso que yo— dice.

Llegamos a la entrada, saludamos a los guardias y caminamos hacia el Jeep. Camille está allí, hablando por teléfono y ondea su mano en nuestra dirección cuando nos alejamos.

—¿Tienes planes para esta noche?

Niega.

—No, claro que no.

—Quizás saldrías con Owen o Bruno.

—No, estoy libre.

—Genial.

—¿Qué quieres hacer?

—Necesito que me folles— le digo como si nada—, en realidad, creo que extraño demasiado tu polla, Travis— le sonrío—, así que, si no tienes planes...

—De todos modos, podría cancelar cualquier plan— responde con convicción—, especialmente si mi chica quiere que la folle.

Me inclino y lo beso.

—¿Nos vamos a casa, cachorro?

Asiente y conduce, casi como si no le importaran las multas por exceso de velocidad. No tardamos mucho en llegar al edificio y me siento bastante feliz de poder decir que estoy recuperando la personalidad de la mujer que era antes de la muerte de Evi. Me siento más fuerte, más preparada para las cosas y— aunque algunas todavía me desestabilizan — estoy pudiendo lidiar mejor con todo.

Una vez en el departamento, no duda en seguirme a la habitación.

—¿Necesitas que te recuerde cómo se hacen las cosas, Ada?— bromea con descaro, cuando estamos en el cuarto.

—Si no te comportas, haré que esto se demore toda la maldita noche, Travis— le advierto—, no comiences.

—Creo que extrañaba un poco que seas toda mandona y siseante conmigo— dice—, pero tampoco abuses.

—Te gusta— le recuerdo.

Tal vez ahora que estoy más relajada a su alrededor y puedo pensar en el futuro y demás cosas, lo primero que me gustó de Travis fue la poca importancia que le da a la opinión de los demás. Hay muchos hombres que tienden a mantener en secreto que les gusta ser dominados porque consideran que su masculinidad se ve afectada pero Travis no es así, ni siquiera oculta o se avergüenza de decir que le agrada que yo esté al mando, sino que podemos acoplarnos en una dinámica que funciona para ambos.

Veneno | SEKS #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora