Extra 1

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Escena extra de los preparativos de la boda. 

Adabel

Admito que estoy algo nerviosa. El séptimo cumpleaños de Roma fue hace unas semanas y todo ha salido perfecto, pero ahora estamos planeando nuestra boda —una de verdad, que no implique firmar papeles apresuradamente — y estoy volviéndome loca.

Roma, Isla, Gemma, Lianna, Cal y Marianne están acomodadas en un sofá mientras la dependienta de la tienda de vestidos me ayuda a probar otra opción, porque creí que el corte princesa me quedaría bien, pero era demasiado esponjoso... y a Roma no le gustó.

—Ya está —salimos del vestidor y me detengo frente al séquito, aunque admito que analizo la expresión de mi hija primero.

—¿Qué te parece? —señalo la tela blanca y sonrío por su mirada analítica.

Quizás solo tenga siete, pero es demasiado madura para algunas cosas y, aunque me esfuerzo porque no tenga comportamientos más allá de los correspondientes a su edad, no es una niña muy sonriente.

—Me gusta —me mira —, pero deberías ponerte un vestido rojo, mamá.

—¿Un vestido rojo? —le pregunto con curiosidad —, ¿por qué dices eso?

—Papá siempre dice que te queda bien ese color —me explica.

—Pero las bodas son de blanco, hija —me río.

La niña resopla.

—Mi tía Gemma me mostró una película de Barbie y Barbie dice que puedes ser lo que quieras ser —murmura con obstinación —, y a mi me gusta el rojo, ¡y a papá también!

Cal sonríe.

—Yo creo que la planta bailarina tiene razón —me dice —, todos sabemos que también te gusta el rojo.

La mujer de la tienda nos observa, esperando.

—Tengo algunos vestidos rojos, si quiere verlos —me dice.

Miro a Roma y miro el vestido blanco que me cubre, pero que no me hace sentir como una novia, así que asiento y me paso otro cuarto de hora mirando los tonos rojos de los vestidos. Roma está parada a mi lado con gesto analítico y, segundos más tarde, señala uno de los vestidos.

La mujer se ríe y me lo enseña y mi mandíbula se desencaja viendo lo precioso que es, aunque me parece demasiado para una boda.

Tiene una falda de encaje un poco larga, con un patrón de flores que es hermoso. Lleva tirantes gruesos y piedras rojas en la parte alta del pecho.

—Es demasiado —murmuro.

—Deberías probarlo, mamá —me dice Roma, tocando la tela. Lo hace de forma delicada y con expresión curiosa —, es bonito.

—Sí, es muy bonito —admito.

No me demoro mucho en probarlo y lo observo en el espejo del vestidor, antes de salir. Sonrío por la expresión de sorpresa en las mujeres pero Isla chilla y Gemma me sonríe.

—Creo que no podría haber un vestido que te quede mejor, ese es tu color y que nadie lo discuta.

Lianna asiente.

—Te queda precioso, Ada.

—Está hermoso, Adabel, me encanta —dice Isla, antes de que Marianne haga lo mismo.

Miro al miembro más dificil del jurado y murmuro:

—Roma, ¿Tú qué opinas?

—Está bonito, mami —sonrío cua do la escucho —, a papá va a gustarle —me dice.

Veneno | SEKS #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora