Travis
Observo el avión despegar y la sensación de que alguien me está pateando la boca del estómago acompaña la ida de Adabel.
—Señor Spencer, puede retirarse —alguien del aeropuerto me guía hacia la salida, mientras yo no dejo de mirar hacia atrás, aunque sé que ella ya está en el aire, volando a Alemania. Lo que sea que me dejó aún sigue en mi mano y juego con el papel, que parece contener algo dentro, mientras ubico el Jeep en el estacionamiento y respiro profundamente.
El perfume de Adabel aún persiste en la tela de los asientos y me embriago de él, al tiempo que me acomodo para leer lo que sea que dejó.
Admito que hacer esto me pone nervioso. Hay una parte de la serpiente que siempre me ha costado leer y temo que haya sido capaz de ocultarme algo demasiado grande, para solo notificarmelo en un papel.
Lo observo, notando su letra prolija — la misma que usa cuando hace el listado de las compras o las planillas de los reptiles en la reserva —, y comienzo a leer:
Lev,
No soy buena con las palabras y creo que ya sabes eso. Intenté decir esto frente a frente, mirándote a los ojos, pero temo que soy incapaz de hacer estas cursilerías en persona aún. Además, si me equivoco, al menos puedo comenzar a escribir de nuevo.
Creo que nunca te he hablado mucho de mi familia — mis padres, en particular —, y creo que deberías saber estas pequeñas cosas antes de que demos cualquier otro paso entre nosotros.
Mi madre era bailarina, una muy buena, en realidad y mi padre amaba la historia... y amaba a mi madre. Siempre estuvo obsesionado con cualquier simbolismo histórico que se siguiera usando y resistiera el paso del tiempo. Un poco darwiniano, si lo piensas. "amar algo que sobreviva al paso del tiempo y se adapte".
Tal vez mis palabras están desordenadas y esto ni siquiera tenga algún tipo de coherencia — créeme, ni siquiera lo leeré —, así que lamento los saltos en el tiempo en este papel.
Como dije, mi padre amaba la historia y amaba a mi madre. Creo que ellos fueron de esos amores preciosos, que solo se dan una vez al siglo. Supongo que te digo esto como una introducción breve al porqué del objeto que acompaña esta nota. Es un nudo celta, que él le regaló a mamá cuando se casaron, pero tiene un diamante. Ese detalle, en realidad, fue por culpa de mi tío, el padre de Demian y Vik. Como sabes, mi madre y la de ellos eran hermanas, así como nuestros padres y... mi tío le regaló a mi tía un dije con un copo de nieve hecho en diamante, porque quería que su amor resistiera cualquier adversidad.
Mi padre quería algo similar.
Los nudos celtas —aunque quizás ninguno de nosotros tenga relación con aquella cultura —, simbolizan un comienzo sin fin, un nudo incapaz de ser deshecho y la forma de atar y aferrar un amor que intentamos que perdure.
Mi padre le agregó a este nudo un dije en forma de corazón. Quería agregar eso a la eternidad, supongo.
Cuando mis padres murieron, Andrei me lo dio. Dijo que seguramente mi madre hubiera querido que así sea y yo lo guardé, aunque la piedra del corazón se partió, no sé cómo. No pude verlo desde entonces, supongo que porque sentía algo de culpa al pensar que yo lo había roto.
Mientras buscaba todas mis cosas para mudarnos juntos, lo encontré. Creo que llevaba un tiempo sin sacarlo de su caja, sin verlo y pensar en ello, pero quiero que lo tengas.
Sé que alguien no puede deshacerse de su corazón y dárselo a otra persona, pero esto es lo más cercano que tengo a mis novecientas noventa y nueve piezas de corazón. Tal vez no está completo, no sea perfecto, pero cada una de esas piezas está contigo mientras vaya a Alemania, porque te pertenecen y porque sé que eres la única persona capaz de cuidarlas y mantenerlas unidas.
ESTÁS LEYENDO
Veneno | SEKS #4
RomanceSERIE SEKS, LIBRO #4 Adabel Pavlov es veterinaria, especialista en serpientes. Cuando la contactan de una reserva ecológica en la misma ciudad el resto del Clan Pavlov vive, decide que es momento de reunirse con su familia y, en el proceso, reconect...