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Reunión del clan Montaner... digo Pavlov, jajaja ¡No lloren que no es triste! 

—Esta fue una pésima idea, no sé porqué te escuché— me quejo con Travis, que está de pie a mi lado.

—Llamar a tu familia para hablar es lo mejor que puedes hacer, Adabel— me dice, mientras acomoda una de las sillas, alrededor de la mesa de mi cocina. Yo observo las paredes desprovistas de decoración y me planteo la idea de hacer algo al respecto cuando esté recuperándome de la operación, porque ya hablé con Greg y le expliqué la situación. No necesito las cuatro semanas libres, pero sí una, al menos hasta que me quiten los puntos.

—Creo que vomitaré— resoplo y él me sonríe.

—Oye, las serpientes venenosas no vomitan.

—Me siento como una lombriz, no como una serpiente.

Se ríe.

—Bueno, en ese caso... métete en la maceta— señala la única planta en mi balcón y rodea la mesa para acercarse a mí—. Saldrá todo bien— promete—. Cuando hablaste con tu hermano y tus primos, las cosas mejoraron, ¿Verdad?— asiento levemente—. Piensa en eso.

—Ni siquiera sé cómo se los diré.

—Como te salga— presiona su mano en mi hombro y luego pone sus brazos a mi alrededor para acercarme a él— estamos a domingo y rondan las doce del mediodía. Me tomé todo el sábado para hablarles a mis familiares para que vengan y lo harán en un rato. No quería que esto se tornara un círculo de confesiones, pero...

El timbre suena y yo miro de forma nerviosa a Travis, antes de que él señale el comunicador de la pared—. No los hagas esperar, yo estoy a cargo de la comida— se excusa y desaparece en mi cocina, mientras yo camino hacia el comunicador.

—¿Hola?

—Hola, prima— la voz de Viktor hace eco en mi departamento—. Lamento que llegáramos tan temprano, pero sabes cómo es Brass— se excusa.

—Sube— presiono el botón que abre la puerta y luego, escucho a Brass, quejándose en el fondo.

—¿Yo cómo soy, ruso tonto?

—Travis... Viktor y Brass llegaron— le digo al león, que se asoma por la cocina.

—Qué bien— vuelve a desaparecer y dos minutos después, mi primo y su novio están frente a mí. Los ojos de Vik se achinan un poco cuando sonríe y se inclina para abrazarme. No es que me tome por sorpresa, porque siempre ha sido de todos el más demostrativo, pero no he hablado mucho con él desde aquella reunión familiar en el parque—. Hola.

—Hola, prima— me da una sonrisa leve, antes de que pueda ver a Brass.

—Hola, Ada— dice.

—Pasen, pónganse cómodos— carraspeo—. Travis está en la cocina— digo.

—¡Hola, Travis!— Viktor va hacia mi cocina sin decirme nada más y Brass frunce la nariz.

—Es un tipo muy sociable.

—Lo sé.

—Así que... tu departamento es bonito— dice, para hablar de algo.

—Gracias. Sé que le falta decoración pero me ocuparé de eso en unos días, espero.

—Hay algunos bazares que conozco que podrían gustarte, puedo darte las direcciones— se ofrece.

—Eso me gustaría, gracias.

El timbre suena antes de que pueda responderme y poco después, mi otro primo y Lianna están frente a mí.

—Hola, Ada— Lianna es la primera en hablarme y sonreír, de forma relajada. Sé que Demian no ha hablado mucho conmigo desde la situación en la plaza pero me da una sonrisa relativamente cálida.

Veneno | SEKS #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora