Vino y armas

El sello de Caín 05

Al parecer, dos de los asesinos psicópatas más aterradores de Westland están empezando a fijarse el uno en el otro.

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Luego de que el pianista de Westland volviera a cometer un crimen, varios medios de comunicación estuvieron realmente animados por un tiempo.

Aunque Westland es una ciudad con al menos dos asesinos psicópatas, - (de los altamente conocidos) después de todo, está tan mal vigilada que quién sabe si todavía hay un asesino en serie que sigue insistiendo en matar a sus víctimas a golpes, lo que hace que nadie lo descubra - El público está claramente un poco más interesado en el pianista.

Albariño es muy consciente de esta tendencia en los medios de comunicación, y si se le pidiera un comentario, él sólo diría: "Sé por qué piensan eso, pero realmente es de mal gusto".

La razón por la que esta gente está tan interesada en el pianista de Westland es principalmente porque las víctimas que elige no son buenos conciudadanos, y mientras las personas que se creen inocentes, sientan que esta terrible experiencia no les va a pasar, estaran interesados y deleitados con tales cosas.

Sin embargo si se enfrentaran al jardinero dominical, todavía les preocuparía que les cortara la garganta de repente y les plantara dalias en los ojos, pero de nuevo, jamás tendrían tal preocupación con el pianista.

Días después del asesinato, el pianista dominó las portadas de los periódicos durante tres días, y ahora un grupo de personas discutían en las redes sociales sobre si el pianista era un justiciero o no - Pero vamos, ¿qué clase de justiciero cuelga a una persona viva en una estaca y lo abre para destriparle el corazón?-

El domingo, Albariño estaba trabajando hasta tarde en la oficina forense, ya que había acumulado varias muertes no naturales en sus manos para tratar, sobre todo suicidios, accidentes de tráfico o sobredosis de drogas y similares. Mientras abría los cadáveres en la sala de autopsias, el forense en práctica que ayudaba a su lado hablaba animadamente del pianista de Westland: al parecer, ni siquiera los médicos forenses están exentos cuando se trata de cosas como los cotilleos.

"Debe ser un lunático total, eso es horrible". Tommy un joven pelirrojo, pecoso, y el forense en práctica de la Oficina de Medicina Forense, dijo mientras se estremecía de forma exagerada: "Todos hemos oído la conferencia que dio el FBI, ¿verdad? Es el tipo de lunático que sólo puede tener una erección arrancando los órganos de sus víctimas"

"Estoy bastante seguro de que eso no es lo que dijo la conferencia del FBI en ese momento, Tommy". Gritó Albariño encima del ruido, entregándole a Tommy la sierra para huesos que tenía en la mano y haciéndole un gesto al otro hombre para que abriera el cráneo del cuerpo que yacía en el carro de autopsias. Tommy estaba tan familiarizado con la operación que rápidamente el aire se llenó del extraño olor de la espuma de los huesos que salía volando al serrarlos. "Lo del pianista de Westland es complicado, se limitaron a especular que era un asesino sádico, pero todo son meras hipótesis inconclusas hasta que lo detengan y lo sometan a detalladas pruebas psicológicas".

Hace muchos años, cuando el pianista de Westland empezó a cometer sus crímenes, el FBI envió agentes y perfiladores para ayudar en la investigación. Vinieron muchas veces durante varios años, pero todavía no encontraron nada y después de que Bart Hardy se hiciera cargo del caso del pianista, la gente del FBI dejó de venir tan a menudo. Probablemente, tanto el Departamento de Policía de Westland como la Policía Federal acabaron por darse cuenta de que nadie podía hacer un trabajo mejor que Hardy, o tal vez que nadie podía hacer un trabajo peor; en cualquier caso, todo carecía de sentido.

Tommy, sosteniendo la sierra para huesos, vio a Albariño verter el cerebro del muerto en un recipiente y sacudió la cabeza con un puchero infantil: "Espera y verás, apuesto a que el pianista tiene disfunción eréctil, si es que alguien puede atraparlo".