Confesiones a Perséfone 02

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¿Es posible que Herstal sea el pianista de Westland?

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"El nombre del tirador es Mark Jones". Dijo el oficial Bart Hardy. Ahora que el edificio de oficinas había sido desalojado, se encontraban dentro del cordón de seguridad. Anteriormente el oficinista herido fue llevado en ambulancia al hospital y ahora sólo quedaba una gran zona de sangre seca en el suelo. "Tuvo un pequeño problema con ese empleado suyo, ¿verdad?"

Herstal, uno de los propietarios del bufete de abogados A&H, -cuyo socio, el señor Holmes, estaba ahora de viaje de negocios en Europa y no podía ser de ninguna ayuda en este desastre- estaba de pie junto al oficial Hardy.

Tanto él como Albariño se habían quedado para dar declaraciones. Había otro equipo forense y de investigación de la escena del crimen trabajando en el lugar de los hechos, y ni Olga ni Bates se veían por ningún lado, aparentemente no era el turno de estas élites para ser vistas en un tiroteo como este.

"Eso fue probablemente hace más de seis meses... pero no creo que eso se califique como pequeño problema". Herstal recordó, frunciendo ligeramente el ceño: "Hace seis meses, la hija del Sr. Jones fue acusada de robo a mano armada, y Davis, de nuestro bufete -el empleado al que dispararon- estaba en ese caso como abogado defensor del acusado, las pruebas del caso eran claras y no había nada que decir, por lo que Davis la declaró culpable [1] para conseguir que la hija del Sr. Jones tuviera una sentencia más leve".

"¿El Sr. Jones cree que no hizo lo correcto?" preguntó Albariño.

Herstal sacó su gruñido clasificado como número ocho dentro de su lista pre-establecida para tratar la cuestión: "Jones pensaba que su hija había sido obligada a cometer el crimen por ese novio suyo de entonces, y quería que Davis la declarara inocente, pero obviamente el jurado no creería algo así. Al final la hija de Jones sólo recibió tres años de prisión, que era el mejor resultado que podíamos obtener".

"Aunque eso hubiera provocado el disgusto del Señor Jones, no habría tenido las consecuencias actuales, ¿verdad? Además, también dijiste que fue hace seis meses". Dijo Albariño con un tono de voz de completa incomprensibilidad.

En ese momento sonó el teléfono de Hardy, al parecer alguien le había enviado un mensaje, y lo observó por un momento antes de decir: "Ya sé por qué: la hija de Mark Jones está muerta".

Albariño soltó un: "¿Eh?"

"Murió en un pequeño motín en la cárcel de mujeres, un accidente total, esto fue hace una semana". Dijo Hardy.

"Eso lo explica todo: el padre desesperado no puede aceptar la muerte accidental de su hija, y solo podía culpar a mi personal, sin estar dispuesto a asumir ninguna responsabilidad por la muerte de su propia hija". Dijo Herstal con frialdad y rigidez, sin intentar ocultar el matiz de desprecio en su voz.

"De todos modos, eso es todo lo que necesitamos para la transcripción de declaración ahora, no queda mucho en este caso por lo que veo". Dijo Hardy desinflado. La mitad de él de seguro seguía colgado en el asunto del jardinero dominical y del pianista de Westland, y probablemente seguía reacio a dejarlo ir. Hizo un gesto con la mano para que el agente que estaba a su lado, y que había estado tomando notas antes, le mostrara el portapapeles que tenía en la mano a Herstal. "Échale un vistazo, firma al pie de la hoja si está todo bien y así podremos volver".

Herstal tomó el portapapeles y el bolígrafo que tenía el oficial en la mano, y frunció el ceño después de escribir una sola letra: "Este bolígrafo no tiene tinta".

Albariño resopló casualmente, sacó un bolígrafo de la pila de papeles en el escritorio que tenía a su lado y se lo lanzó a Herstal: "Tómalo".

Herstal levantó hábilmente la mano derecha y atrapó el bolígrafo, con mucha más destreza de la que podría haber esquivado una bala. Albariño se quedó apoyado en el escritorio, observando con una sonrisa de satisfacción cómo firmaba la nota con su nombre y devolvía el tablero al oficial Hardy.

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