Esa era la verdadera cara de la crueldad envuelta en su fino papel de sátira y exhibición.
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Albariño no se sorprendió cuando escuchó el sonido de la lluvia atravesando por la entrada.
Pero por otro lado, la razón por la que no escuchó el sonido de la puerta abriéndose abruptamente, fue porque sencillamente su puerta no estaba cerrada con llave. Cuando sabes que alguien hará todo lo posible para entrar incluso si rompe la puerta, es mejor solo darle todas las facultades para que pueda ingresar directamente.
Estaba sentado en un sillón al fondo de la sala, el fuego de la chimenea era muy débil, pero seguía ardiendo lentamente, y en el aire se respiraba una cuestionable mezcla de pino y la fresca y mezquina acidez del vino blanco. No miró hacia atrás ni se puso de pie, sólo sintió la mirada de la otra persona como un cuchillo a través de la piel desnuda de su muñeca apoyada en el brazo de la silla.
"Buenas noches". Le dijo al pianista de Westland.
Día: 30 de octubre, a la 1:25 a.m.
Atrapada
y dominada por la sangre salvaje del aire,
¿habrá ella recibido, además de su fuerza,
cierto saber antes que el dios,
satisfecho, la dejara caer? [1]
El viento barrió la habitación con una lluvia húmeda, muy parecida a la noche en que Albariño fue liberado de la prisión federal y Herstal mostró el cuerpo de Bob Langdon a la policía. La lluvia aún no parecía que fuera a parar, como siempre ocurría en otoño en Westland.
Herstal cerró la puerta con el talón y hubo un ligero chasquido. Albariño todavía estaba sentado tranquilamente en el extremo de la sala, y solo se podía ver el pequeño y cálido resplandor del fuego que lo rodeaba. Herstal adivinó correctamente que Albariño era, en efecto, el tipo de hombre que disfrutaría de una chimenea en un día de lluvia, y con el tenue resplandor sólo pudo observar el interior.
Herstal había comprobado información relevante antes y se enteró de que Albariño compró este terreno después de que sus padres fallecieran y vendiera su casa original de Westland. El precio de los terrenos en el campo es relativamente barato, y los aproximadamente tres o cuatro acres de tierra alrededor de esta casa, incluida una pequeña parte del bosque que rodea a Westland, y por supuesto la mayor parte cubierta de malezas, pertenecen a Albariño en el sentido legal.
Era sencillamente uno de los mejores lugares que se le ocurrían a Herstal para arrojar un cadáver pero, además, Albariño no parecía alguien tan imprudente como para arrojar grandes trozos de huesos a la intemperie por lo que si los trituraba era exponencialmente más práctico. Con todo ello en mente, la historia que Albariño había contado antes sonaba creíble: su tierra probablemente no era visitada más que por coyotes, zorros, conejos y ardillas. La casa de Albariño se encontraba sola en medio de la naturaleza, conectada a la carretera por un camino privado que había sido descuidado sin recibir reparaciones.
Era una casa de dos plantas quizás con un sótano y con un poco de carácter. La pintura blanca del exterior estaba un poco descolorida y descascarillada, lo que la hace parecer el tipo de casa en la que viviría alguien con pocas ganas de vivir. El interior, sin embargo, tiene un aspecto bastante pulcro y ordenado, y parece que ha sido ensamblado lentamente a partir de muchas piezas prácticas y cómodas: un sofá de segunda mano que parece tan mullido que casi podría tragarte, suelos de madera que han sido pintados más de una vez, papel tapiz de un gusto extraño, y estanterías que parecen hechas a mano. En cualquier caso -¿Cómo decirlo? gozaba de... "rastros de vida humana".
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Vino y armas
Mystery / Thriller"Las cosas en el mundo son así: la prosperidad siempre va acompañada del pecado, y cuanto más depravado es uno, más puede vivir lo que el mundo llama una vida feliz." -Marqués de Sade Albariño es un médico forense del Departamento de Medicina Forens...