El precio que pagaría bien valía la tentadora perspectiva de que Herstal pudiera vivir a salvo más allá de la frontera.
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Once días después:
Mientras Bart Hardy estaba sentado detrás de su escritorio trabajando en una montaña de documentos, el oficial Bull abrió la puerta y entró directamente.
Durante una semana, el oficial Bull había actuado inexplicablemente frente a él con una actitud prepotente y narcisista que había dejado a Hardy desconcertado. En retrospectiva, parecía que esta situación había comenzado el miércoles pasado.
Esa mañana, Bull había traído una noticia de uno de sus informantes. -Él se negó a decir quién era su informante, y Hardy no preguntó en detalle. De todos modos, la mayoría de los oficiales de policía ocultaban cosas como estas-. En todo caso, el informante había señalado que los cuerpos de los niños arrojados al rio podrían proceder de una mansión suburbana que perteneció al difunto magnate de la prensa Philip Thompson.
El informante de Bull dijo que Thompson había dejado un club del placer todavía en funcionamiento, que secuestraba a niños pequeños para la satisfacción sexual de los miembros: una declaración tan convincente y tan coherente con la caracterización del caso por parte de la BAU que uno tenía que preocuparse al respecto.
A lo largo de esa semana, Hardy y su equipo habían dedicado todo su tiempo a vigilar al jefe de ese club, Kabbah Slade, mientras que otro equipo realizaba minuciosos ejercicios de cartografía que finalmente habían confirmado dos cosas:
En primer lugar, que el club de Slade estaba definitivamente involucrado en actividades ilegales. Incluso si no se trataba realmente de un encarcelamiento y posterior agresión sexual de niños, sí que estaban reuniendo personas para hacer uso de la prostitución, juegos de apuestas y el abuso de drogas, nada de los cuales eran legales en Westland; en segundo lugar, había un edificio que fue transferido a un particular que antes se utilizaba como orfanato de la iglesia, en donde el ayudante de Slade, el señor Rowan, visitaba dos o tres veces por semana, y que probablemente era donde mantenían a los niños secuestrados.
Pero, a pesar de ello, la policía no podía actuar de inmediato: estos perpetradores eran tan astutos que si allanaban primero el orfanato, de seguro destruirían todas las evidencias disponibles en la mansión. Si realmente querían atraparlos, la única forma era capturarlos a ambos en un mismo lugar con las manos en la masa. Así que ahora solo podían contar con que Slade hiciera otra fiesta con los miembros y llevara a los niños a la Mansión de las Secuoyas para que las pruebas fueran concluyentes.
Es por eso que la policía y el FBI habían estado monitoreando a los sospechosos en cuatro turnos al día toda esta semana. Hardy acaba de terminar su turno esta mañana, y solo ahora había conseguido un poco de tiempo para lidiar con la acumulación de papeleos.
A pesar de la apretada agenda de la policía, Hardy no había visto a Albariño en mucho tiempo. Tommy, que de vez en cuando acudía a la comisaría para ayudar con el papeleo, dijo que, casualmente, Albariño también estaba muy ocupado: las pandillas del East Side habían protagonizado otro tiroteo en el que habían resultado heridas decenas de personas por lo que la mitad de la oficina forense fue llamada para la identificación de heridas de bala; además, la fiscalía quería aprovechar la oportunidad para intentar procesar a un mafioso importante. Entonces, especialmente para ese caso, había tres médicos forenses que comparecerían ante el tribunal como testigos técnicos, incluido Albariño.
Esto era suficiente para demostrar que, en la muy poco científica alternancia entre ocupado y ocioso, todos estaban siempre ocupados en el mismo momento. Es por eso que, cuando Hardy solo había terminado de escribir tres hojas de un informe y el oficial Bull se apresuró a entrar, no se sorprendió particularmente.
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Vino y armas
Mystery / Thriller"Las cosas en el mundo son así: la prosperidad siempre va acompañada del pecado, y cuanto más depravado es uno, más puede vivir lo que el mundo llama una vida feliz." -Marqués de Sade Albariño es un médico forense del Departamento de Medicina Forens...