El día de los Tontos 04

107 22 15
                                    

Herstal vio la estatua de la diosa de la justicia, sosteniendo una balanza y una espada, balanceándose bajo el cielo plomizo.

---------

Aurelie caminaba por un callejón poco iluminado, con gruesas nubes que se agitaban en el tenue cielo quizá pronto a llover.

Se había quedado hasta tarde en la oficina de Wallis Hardy e inconscientemente se había negado cuando ella le ofreció llevarla a casa. En ese momento, una mirada de preocupación cruzó su rostro y las palabras "Me preocupa tu estado mental" casi salieron de la boca de la fiscal y ella descubrió que ahora, después de muchos años, le resultaba difícil aceptar buenas intenciones poco razonables.

Y, sin embargo, esto era casi irrisorio: Conoció a una fiscal que realmente se preocupaba por una colaboradora eficaz.

El día de mañana era la audiencia previa al juicio, y Aurelie, como una de las testigos que declararían, aún tenía muchos detalles que repasar con la fiscalía. Estaba inevitablemente nerviosa, pero la Sra. Hardy le había dicho en tono relajado que no había forma de que Slade saliera victorioso del proceso de la audiencia de prisión preventiva, y que ni siquiera un abogado como Amalette podría conseguir su libertad bajo fianza antes del juicio oficial.

"Estarás a salvo". Dijo la fiscal en un tono tan suave como enfático.

Aurelie había oído tantos términos jurídicos en los últimos días que comprendió fácilmente lo que quería decir la fiscal: el objetivo de la audiencia de prisión preventiva no era probar la culpabilidad del sospechoso, sino demostrar que éste presentaba un grave riesgo de fuga tras la concesión de la fianza.

El hecho de que Slade fuera detenido en la casa en la que se encontraban los niños secuestrados constituía, sin duda, un delito según el artículo 3124(e) del Código, como Wallis Hardy había recalcado a menudo a Aurelie, aunque ésta aún no estaba segura de cuáles eran realmente las disposiciones del Código. Es decir, 'El sospechoso está implicado en un delito que involucra a victimas menores de edad, por lo que la fianza estará prohibida.' [1]

Entonces, aunque la audiencia no había comenzado todavía, era casi seguro que Slade y sus hombres tendrían que permanecer en prisión hasta el juicio oficial.

Aurelie no sabía si debía sentirse en paz con esto... A pesar de que se había preparado mentalmente para este día, sintió una abrumadora sensación de temor en el momento en que finalmente las cosas sucedieron: como una mujer extremadamente sensible a las emociones de los demás, era muy consciente de que había una ansiedad discreta que acechaba bajo la comodidad de la cálida voz de Wallis.

Probablemente debido a que las pruebas que tenían eran todavía insuficientes, Wallis podría no estar segura de condenar a Slade exitosamente. Sin embargo, con Aurelie como testigo, la condena por violación de Slade podría establecerse, pero sobre los demás.

...Esos niños.

Aurelie había estado cerca de Slade durante muchos años y, ciertamente sabía que el hombre siempre había hecho las cosas con mucho cuidado cuando se trataba de esos niños. Al pensar en esto, Aurelie no pudo evitar suspirar, pues si las predicciones de Wallis Hardy no eran erróneas, el camino que le esperaba sería aún más duro de lo que había imaginado.

Y ahora, caminaba preocupada por el callejón, evitando cuidadosamente las aguas residuales del suelo: tras cooperar con la fiscalía, había renunciado a su hermoso pent-house en el centro de la ciudad y se había mudado a un apartamento mucho más pequeño para evitar las represalias de los hombres de Slade que se habían escapado de la red. Slade no sabía su nueva dirección, lo que la tranquilizó mucho.

Vino y armasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora