El día de su cita con su psicólogo había llegado. La consulta de este era uno de los lugares donde más a gusto se sentía, podía ser un poco más ella con él, se podía dar el lujo de pensar en voz alta si así quería aunque sabía que no debía.Mientras esperaba por el doctor se tomó unos minutos para pensar en todo lo que había pasado los últimos días. Juliana no había dejado de dejarle dibujos y notas en la gaveta de su escritorio. Todos los tenía guardado en la gaveta de su mesa de noche junto con las margaritas que ya se estaban marchitando por el paso del tiempo. Era como tener un diario, un diario de su vida desde que había comenzado a salir del perímetro, desde el día que había conocido a la ojimiel que se había instalado a vivir en su cabeza sin permiso, violentando todos y cada unos de sus conceptos, cada una de sus barreras. Estaba muriendo de miedo y era eso exactamente lo que le iba a decir a su doctor, esperaba que este la ayudara y le diera algunos consejos de cómo sacarla de su cabeza. Ella estaba segura que podría, según ella estaba a tiempo, solo que bien sabemos que eso no es así, y muy en el fondo ella también lo sabía, muy en el fondo le gustaba tanto la sensación que no quería dejar de sentirla.
El psicólogo llegó e interrumpió sus pensamientos. Se sentó frente a ella y con su mano le hizo saber que comenzara
Valentina-esta situación me ha estado agotando mentalmente doctor y...—el doctor sonrió interrumpiéndola
Doctor-sabes que me puedes llamar por mi nombre verdad?, nadie nos puede ver ni escuchar, Victoria tampoco, ella está en la mansión ahora—le hablaba con calma. Valentina suspiró, lo había hecho mucho en las últimas semanas—relájate, puedes ser tú conmigo—Ella bufó
Valentina-nunca podré ser yo con nadie, ni siquiera sé quién soy
Doctor-shhh... relájate Valen, no viniste aquí para hablar de tu identidad, recuerda a lo que viniste, cierra los ojos y habla conmigo, olvida por un momento que soy tu psicólogo y trátame como el amigo que soy para ti, solo somos tú y yo, Hernando y Valentina—la ojiazul suspiró nuevamente, se acomodó mejor en el sofá y cerró los ojos como su amigo Hernando le había pedido.Hernando de los Darín de la Región del Norte Asiático:
Treinta y siete años de edad según la rotación de la tierra al rededor del sol. Hernando junto a su madre y padre habían emigrado a esa región hacía más de veinte años. Era algo común en esa época ya que muy pocas regiones pedían un permiso especial para dejar entrar a los inmigrantes a sus tierras, la raza humana estaba en declive así que mientras más personas mucho mejor.
En cuanto cumplió los dieciocho años sus padres no tenían el dinero suficiente de sus estudios así que le había tocado esperar tres años más para poder entrar a la universidad del perímetro. Se graduó con honores y al poco tiempo se convirtió en uno de los psicólogos más influyentes del perímetro y la región. Dos años después de haberse graduado pudo pagar una vivienda dentro del perímetro para él y sus padres. Su madre había fallecido un año atrás y él había pedido una licencia para junto a su padre viajar a la región del Norte de Asia y así poder esparcir las cenizas de su madre en compañía de los otros hijos que había dejado allí. Esa era la última voluntad de la mujer, descansar en Paz en la tierra que la había visto nacer y donde también descansaban sus ancestros.
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HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)
FanfictionDa igual de que manera estuvieran destinadas a ser en esta vida, lo estarían al fin y al cabo y ellas... Ellas morirían felices porque estaban seguras que en esa otra vida irían a buscarse y, en esa si, en esa si que se harían felices y cumplirían t...