LO QUE DUELE EL AMOR

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  Desde que las puertas del perímetros se abrieron y el auto avanzó, Valentina entendió que era su momento, el momento de ser en ese instante la más fuerte de las dos, pues advirtió como el cuerpo de Juliana temblaba por más que esta quiso ocultarlo. También sintió su nerviosismo y la sudoración de sus manos se lo dejaba más que claro. Para Valentina Juliana era como un libro abierto, al menos en características la conocía a la perfección y era muy difícil que Juliana pudiera ocultarle cualquier emoción.

  Se colocó esa careta que su esposa le había ayudado a construir, esa máscara llena de seguridad y valor, esa muralla de flores amarillas llena de espinas venenosas que junto a su amada había logrado construir esos meses. Le sostuvo con fuerza la mano a Juliana y esta entendió todo, no hacían falta las palabras pues ese idioma no verbal que ambas tenían lo habían perfeccionado, así que de la misma manera Juliana le agradeció el que entendiera que ella estaba cagada de miedo y que necesitaría algunos minutos para ser esa dulce chica llena de seguridad que no le temía a nada.

  El Cadillac se detuvo frente a la mansión y Juliana se puso más nerviosa. Se comenzó a cuestionar hasta su atuendo, ese del cual minutos antes de subirse a ese coche la hacía lucir como la diosa que ella se consideraba que era, pero al advertir a tantas personas tan bien vestidas, toda su arrogancia, seguridad y egocentrismo se fueron a la mierda.

Valentina-estás hermosa mi niña, vas a ser el centro de atención de todos y yo tendré que contenerme de no arrancarle los ojos a todos esos que te comerán con la mirada—le dijo de manera divertida entendiendo cual era la preocupación de su esposa. Juliana quiso sonreírle pero no pudo, agachó la cabeza y comenzó a negar con la misma. Valentina la ayudó a elevarla y continuó alentándola—Juls, mi amor, eres mi esposa—Juliana la miró y una sonrisa llena de orgullo iluminó no solo su rostro sino el de Valentina, haciéndola llegar a la conclusión de que era lo que verdaderamente llenaba de seguridad a su dulce mujer. Lo único que llenaba de total seguridad a Juliana era que Valentina le recordara una y otra vez, que aunque su matrimonio no tenía ninguna validez en esa área de la región, para Valentina tenía toda la validez del mundo y eso era suficiente—sí mi niña, eres mi esposa y hoy se lo diré a quien se lo tenga que decir, hoy le haré saber a todos que si me quieren de líder, tendrán que aceptarte no solo como mi legítima esposa y como la primera dama de la región del Sur Oeste Americano, sino como la mujer que la liderará junto a mi.

  Juliana suspiró, eso no se lo esperaba, no estaba en sus planes y no porque creyera que Valentina era una cobarde, sino porque ella nunca quiso tener nada que ver con el perímetro, pero quizá por su esposa haría el esfuerzo, después de todo ella se enamoró de Valentina aún sabiendo el peso y la responsabilidad que significaba ser la hija mayor de Victor Huang, así que por unos segundos se permitió soñar con que ella estaría al lado de Valentina liderando esa región como siempre debió haber sido liderada, con igualdad, justicia y democracia absoluta.

Juliana-te amo mi ángel hermoso—Valentina sonrió sobre sus labios, los saboreó y suspiró, aún debía decirle algo más pues esa decisión de decirles a todos sobre sus sentimientos por Juliana no lo había planeado, le salió así sin más
Valentina-Juls... hay... hay algo más... algo más que quisiera decirte—Juliana frunció el ceño. Era una suerte que el chofer en cuanto llegaron se bajó del auto para darles espacio—antes de decírtelo quisiera pedirte perdón por no habértelo dicho antes pero no... no sabía cómo, es una... algo de lo que... algo que yo no... yo...—Juliana notó su nerviosismo así que se pegó más a ella pasando su brazo alrededor del cuello de Valentina mientras con su pulgar acariciaba el dorso de su mano.

Juliana-tranquila Val, no debes pedir perdón por nada, te entiendo, hay cosas que yo todavía no te he dicho, así que calma y respira, cuando lleguemos a casa me lo cuentas, ahora entremos—le dio un beso en la frente para relajarla, no quería que su esposa perdiera esa seguridad con la que le había estado hablando así que también intentó salir del auto pero Valentina la detuvo
Valentina-espera Juls, esto es... es importante, no quiero que te tome de sorpresa ni te confundas en cuanto... en cuanto te des cuenta de... de—suspiró una vez más y llevándose los dedos índice y pulgar a su tabiqué habló—tengo... tengo una hermana... una hermana...

HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora