CONDICIONES

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  Juliana no podía evitarla por mucho tiempo, se había metido tres días encerrada en su ático y no le había permitido la entrada a nadie. Río, Miguel y Hernando habían intentado hacerla entrar en razón pero ella ni siquiera les respondió. Con Tokio no era igual, a Tokio no le podía negar la entrada así que cuando la escuchó detrás de la puerta supo que había llegado el momento que tanto había estado evitando.

  La chica le dio su espacio porque la conocía lo suficiente como para saber que era precisamente espacio lo que su amiga necesitaba, pero ya habían pasado tres días desde la supuesta partida de ambas y se comenzó a preocupar. Era consiente de cual era el motivo de su retiro, pero también sabía, o creía saber, que Juliana solo estaba lamiendo sus heridas antes de enfrentarse a una nueva despedida.

  En cuanto se adentró el la oscura profundidad del ático, algo en su interior le gritaba que huyera, que saliera corriendo porque lo que escucharía si se quedaba no le gustaría mucho.

  Se dirigió hacia el balcón pues ahí era donde se encontraba Juliana. Cuando Juliana sintió que Tokio estaba lo bastante cerca de ella, se dio la vuelta para enfrentarla pero no pudo, no logró mirarla a los ojos, entonces Tokio lo confirmó, confirmó lo que no quería confirmar. Aún así le preguntaría, no podía perder tan fácilmente la esperanza, la misma Juliana le había enseñado esa filosofía de vida, también le había enseñado a convencer a las personas así que ella lo intentaría.

Tokio-sabes que yo te esperaría el tiempo que sea necesario verdad?—Juliana suspiró—verdad?—insistió pero Juliana seguía sin poder mirarla, ya que en ese momento tenía su cabeza hacia abajo. Tokio se acercó a ella y le tomó las manos con cariño sosteniéndolas con fuerza—July, por favor, dime que nos marcharemos de aquí, que seguiremos siendo tú y yo, que seguiremos siendo las dos mosqueteras—sonrió al borde de las lágrimas. Intentó bromear para relajar a Juliana pero ni así logró conseguir algo de ella, así que soltó sus manos y le agarró él mentó para obligarla a que la mirara—mírame July, mírame por favor—ya no pudo evitar que las lágrimas comenzaran a adueñarse de sus mejillas y pudo advertir como su amiga se mordía los labios para no llorar junto a ella—no me vas a responder?—sollozó y golpeó el hombro de Juliana—¡Responde de una puta vez Juliana!.

Juliana-¡Para que quieres que te responda si ya sabes la respuesta ah?!—explotó también, pero se arrepintió en cuanto terminó, así que bajó la voz y intentó tomarle las manos a Tokio pero está la rechazó con roña
Tokio-cuál es la respuesta?—ahora ambas se estaban mirando, o eso intentaban porque debido a lo empañado que estaban sus ojos por el llanto les era casi imposible verse bien
Juliana-lo sabes china, bien que lo sabes—le volvió a intentar tomar las manos pero esta vez Tokio se zafó con más roña
Tokio-¡No! ¡No lo sé Juliana! ¡No sé una mierda! ¡Lo único que sé es que tú y yo debíamos de estar camino a la región del Este Americano hacían tres días! ¡Así que dime de una puta vez que es lo que lo impid...

Juliana-¡Ella! ¡Mierda ella! ¡Siempre es ella!—se dejó caer en el suelo derrotada y se cubrió con sus manos el rostro—cuando van a entenderlo?, cuando?—Tokio se puso a su altura y le quitó las manos del rostro para que la viera pero Juliana no lo hizo
Tokio-cuando lo entenderás tú?—estaba muy enojada y decepcionada de su amiga, pero no por eso la iba a dejar derrumbarse sola, mucho menos sin decirle lo que pensaba de lo que sabía esta iba a hacer. Juliana la miró finalmente pues no sabía a qué se refería Tokio—cuando vas a entender que esa mujer no sirve? Que te jodió July? Que se burló?—Juliana comenzó a negar con la cabeza rápidamente y también se puso de pie junto con Tokio—sí July, o quien fue la culpable de que estuvieras dos años lejos de tu familia?, quien te ha hecho sufrir todo este tiempo?—con cada palabra salida de la boca de Tokio, Juliana se alteraba más y más—es una maldita, una perr...

HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora