HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)

EL OBJETIVO PRINCIPAL

  La cabeza de Valentina reposaba sobre los muslos de Juliana mientras esta le acariciaba los cabellos. Desde la discusión que habían tenido días antes, habían ido cada uno de esos días a ese sitio a sumergirse en su nube de besos y caricias donde solo existían ellas y sus sentimientos guardados. No solo disfrutaban de sus labios y de sus caricias, también iban a ese sitio a perderse en la inmensidad de los cielos y su belleza inigualable. Contemplaban con adoración cada puesta de sol como dos chiquillas ilusionadas.

  Valentina se sentía como nunca en su vida, jamás le habían demostrado tanto cariño. Juliana la acariciaba con adoración y ella se estaba dejando porque le gustaba la sensación, le encantaban todas las sensaciones que Juliana iba descubriendo en ella. Hacía tan solo unos minutos que la ojiazul había roto el silencio que las separaba, quería dejar ciertos puntos claros sobre la mesa, puntos que no habían sido aclarados días atrás porque su tiempo ahí era bastante limitado y solo se dedicaban a dejarse llevar por sus labios y el inocente y tímido contacto de sus manos sobre sus cuerpos.

Juliana-me estás queriendo decir que no le voy a poder decir a nadie que tengo a la novia más linda del mundo?—dijo insultada y Valentina, que había decidido en verdad no reprimirse más, carcajeó. Se irguió un poco hacia arriba para buscar los labios de la chica y al encontrarlos los besó, borrándole a Juliana esa cara de perro furioso que tenía y convirtiéndolo en una sonrisa genuina, orgullosa y de satisfacción.

Valentina-en primer lugar, tu y yo no somos novias—Juliana volteó los ojos y Valentina volvió a carcajear. Repitió la acción de antes y la besó—y en segundo, si quieres que nuestro para siempre algún día sea eterno, deberás dejarte guiar por mi, por mis tiempos, hacer las cosas bien aunque las estemos haciendo mal, porque por mucho que tus palabritas me hayan convencido de aventurarme a lo que sea que tengamos, sigo pensando que no está bien—Juliana le iba a rebatir, pero Valentina con su mirada autoritaria y su dedo índice elevado a modo de advertencia la detuvieron—ya sé que no te importa, y en realidad a mí tampoco, ahora no me importa nada más que estar así contigo, pero él mañana es un hecho, y aunque prometo que no me voy a comportar como lo hice los otros días y a arrepentirme, no puedes controlar que me preocupe por lo que pueda pasar—elevó su mano y acarició los labios de Juliana haciendo que esta se estremeciera y apretara los ojos con fuerza. Valentina también podía ser muy tierna, cariñosa y seductora cuando quería, logrando deshacerla con cada muestra de lo antes mencionado—sabes Juliana, que no tengo idea de nada de esto, que no tengo ninguna experiencia, que eres la dueña de todas mis primeras veces hasta ahora, pero si algo he aprendido de todos esos libros que me has prestado, es que las relaciones para que duren hay que cuidarlas, y yo estoy cuidando lo nuestro sea lo que sea, déjame al menos encargarme de eso si?.

  Juliana sonrió tiernamente y tomó la mano con la que Valentina la acariciaba y la besó, luego la miró con el mismo cariño al que la tenía acostumbrada y habló.

Juliana-bésame—Valentina sonrió y se mordió los labios antes de obedecer a la ojimiel, que no creía nada de lo que estaba pasando a pesar de haberlo deseado y añorado tanto. Ya habían perdido la cuenta de cuantos besos se habían dado en tan solo cuatro días. El acto era natural, como si hubieran nacido para hacerlo, como si lo llevaran haciendo toda la vida, ninguna de las dos se contenía, y se robaban un beso cada que tenían la oportunidad—estoy viviendo un sueño, lo sé, uno real—le acarició las mejillas y Valentina suspiró por la falta de aire que le causaba advertir la manera que de Juliana emanaban sus sentimientos hacia ella—eres hermosa Val, si te digo carita de ángel es porque en realidad es así como te veo eres, mi ángel del amor, mi ángel salvador, el ángel más bonito que existe—el ángel de Juliana se puso colorada y no pudo hacer otra cosa que aferrarse a ella con muchas fuerzas, como temiendo que ese instante fuera eso, solo un instante, un sueño que pronto acabaría y, con él también se le escaparía Juliana de las manos.