LA VIDA SIN JULIANA

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Luego de que Río se desprendiera del cuello de Juliana, esta se dirigió a Valentina, una Valentina que había disfrutado la escena de los hermanos reencontrándose después de creer que no se volvería a ver más. De pronto una punzada dolorosa se apoderó de su pecho, llevándola a momentos muy parecidos a esos que había compartido con alguno de sus hermanos. Respiró profundamente y los alejó, ella no debía pensar en eso a estas alturas.

Juliana-que hace la instructora un sábado en la mañana en esta área de la región?, se perdió acaso?—dijo en tono burlesco, casi logra que Valentina riera, pero no, hizo todo lo contrario
Valentina-eso que hiciste ayer fue una estupidez Juliana—ahí estaba su fría científica. Volteó los ojos y negó con su cabeza—anda, deja al caballo en su sitio y acompáñanos, Miguel debe estar cada vez más desesperado
Juliana-que dura eres conmigo Val, dame un chance si?—Valentina casi cae al suelo cuando escuchó el diminutivo con el que la ojimiel la había llamado. Habían pasado más de diez años desde que lo había escuchado—porqué en vez de regañarme para ocultar la emoción que te causa verme con vida, mejor no me das un besito aquí—dijo señalando con su dedo índice su labio y Valentina se puso roja, eso no lo vio venir, aunque conociendo a Juliana debió habérselo imaginado, esa chica llevaba la seducción en sus venas, era como si fuera su estilo de vida y lo dejaba claro en cualquier circunstancia de esta. Tomó aire con todas sus fuerzas respondió.

Valentina-eso no va a pasar Juliana, vas a tener que morirte y aún así no crea poder hacer tal cosa—Juliana carcajeó., que ilusa la ojitos azules., pensó
Juliana-a mi no me provoques carita de ángel, soy capaz de dejarme morir con tal de que me beses—Valentina tuvo que sonreír, definitivamente esa mujer estaba loca de remate—por ti sería capaz de bajar al mismísimo infierno solo para probar tus labios una vez, porque se que después de eso me sentiré en el paraíso eternamente—Río carcajeó, esa frase ya la había escuchado antes
Rio-deja a Valentina Juli, yo me encargo de Amazona, ahora ve, en realidad Miguel está muy preocupado—Juliana bufó. Miguel se le echaría encima y luego le patearía el trasero por desobediente. Rio agarró las correas de Amazona y se la llevó dejando a las dos mujeres solas nuevamente.

Valentina-acaso no te importa lo que diga tu padre?
Juliana-Miguel no es mi padre—Valentina frunció el ceño—no tuve padre, solo madres, Miguel era amigo de ellas y me adoptó en cuanto se enteró de sus fallecimientos—Valentina murmuró un lo siento, no porque lo sintiera, o si, pero el caso era que ella no estaba acostumbrado a sentir nada, ni siquiera la muerte
Valentina-entonces no tienes familia?, estás sola en el mundo?—con cada minuto que pasaba cerca de Juliana desbloqueaba una nueva función y, en este caso era la curiosidad, quería saber de Juliana hasta lo más mínimo.

Juliana-no solo la sangre te hace familia carita de ángel—dijo sonriente y Valentina rodó los ojos al escuchar nuevamente ese sobrenombre que la ojimiel le había puesto—Miguel y Río son mi familia, Lana, y esa yegua a la que ofendiste hace un momento también forma una parte muy importante de mi familia, así que no, no estoy sola en el mundo, los tengo a ellos y... ahora a ti—Valentina tropezó con sus propios pies. Mientras reprimía una carcajada Juliana tuvo que agarrarla del brazo para impedir que no fuera a parar al suelo. Cuando estuvieron rectas y una frente a la otra, Valentina le dedicó una fría mirada a Juliana y habló
Valentina-no tiene ninguna gracia Juliana, y si no es gracia, déjame decirte que no sabes lo que dices ni eres consiente de las consecuencias que pueden ocasionar tus deseos—Juliana rompió más la distancia que las separaba, pero en cuanto iba a hablar y defender su postura, Miguel la tomó del brazo y la arrastró hasta adentro del bar.

Ya dentro del bar, Juliana tuvo que soportar todos los reproches de Miguel. Ella sabía que él tenía razón en ponerse así y encerrarla de por vida, ella se sentía avergonzada porque todo eso se lo estaba diciendo frente a Valentina. De no ser por la presencia de la ojiazul estaba segura que se hubiera puesto a discutir con Miguel, pues aunque nunca le había faltado el respeto, siempre defendía sus puntos, sus razones y lo más importante, ella era una mujer adulta que era completamente consiente de que sus actos no le costarían la vida como le hacía ver Miguel cada que ella cometía alguna insensatez como la de la noche anterior.

HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora