"Ámame como si hoy fuera el último día en que podremos ver las estrellas en el cielo, dormir bajo su manto, arrojarnos en el olvido y nunca más alcanzar la realidad".Juliana fue abriendo los ojos de a poco, buscando con sus manos el cuerpo caliente de su novia, pero al no encontrarlo se sobresaltó. Abrió los ojos por completo y se sentó en la cama. La claridad le molestaba así que se restregó con fuerza sus ojos para adaptarse rápidamente y poder encontrar de una vez a la desaparecida mujer.
La llamó unas cuantas veces pero nada. La ojiazul brillaba por su ausencia y Juliana se comenzó a desesperar. Comenzó a creer que todo lo que había vivido horas antes había sido solo un maravilloso sueño y ese despertar sin Valentina a su lado era la más cruel de todas las pesadillas. En ese momento deseó no haber despertado, quedarse soñando así como su novia le había dicho horas antes.
Se levantó de la cama y comenzó a dar vueltas por toda la habitación gritando su nombre con desesperación. Abrió la puerta del balcón y salió sin importarle que estaba desnuda. El sol estaba en todo su esplendor, aún faltaban unas horas para que atardeciera. Juliana elevó su vista al cielo y al él le pidió que Valentina no la hubiera abandonado, que no se hubiera arrepentido, que cumpliera su promesa y que su desaparición tuviera alguna explicación, porque si resultaba que la ojiazul la había abandonado después del día que habían pasado, después de prometerle que pasarían en esa casa todo el fin de semana, ella no lo soportaría, sería demasiado doloroso para ella.
El pánico la invadió y una desagradable ola de miedo le invadió todo su ser. Sintiéndose morir, con sus ojos empañados a punto de comenzar a lagrimear, advirtió en la esquina de la habitación una ranura por la que salía una tenue luz. Corrió rápido hacia allí y era una puerta así que la abrió abruptamente.
No sabía que su corazón había dejado de latir hasta que este se lo anunció, pues en cuanto la vio, ahí tan linda, tomando una ducha de lo más tranquila, fue que la ojimiel sintió su latidos. Es que acaso Valentina no se había dado cuenta que todos los latidos de su imperfecto corazón le pertenecían a ella?. Acababa de pasar el susto de su vida y se recriminó por creer que Valentina sería capaz de abandonarla después de todo lo que entre ellas acababa de pasar hacía a penas unas horas. Pero también se recriminó por ser tan dependiente de esa mujer que la había enamorado como una tonta, por cada vez que esta se alejaba sentir que una gran parte de su alma se iba con ella y el mismo miedo que acaba de sentir no la abandonaba hasta que no la volvía a ver. Ella se quería enamorar de Valentina, sabía que lo haría, pero no sabía que el amor era así, que ella podía ser capaz de amarla de la manera en la que la hacía.
Valentina notó su presencia pero ni se inmutó. Fue consiente del estado de Juliana desde que escuchó cómo esta la llamaba con desesperación, pero quería dejar que fuera la propia ojimiel la que la encontrara.
Sus ojos conectaron, y a pesar de que un cristal las separaba, ambas pudieron sentir la placentera tensión que se había instalado a vivir en ese cuarto de baño. Valentina apartó su mirada de ella y retomó lo que estaba haciendo antes de que Juliana llegara. Colocó más gel en la esponja y se comenzó a restregar todo su cuerpo de manera sensual.
Juliana salivó, pero solo por decir algo porque la realidad era que se había quedado seca. Caminó hacia ella de forma aparentemente calmada aunque por dentro se estaba muriendo por llegar a ella y hacerle pagar el susto que le había hecho pasar.
Abrió la puerta de cristal y se metió en el baño. Valentina estaba de espaldas a ella así que Juliana tuvo una vista perfecta y maravillosa de sus nalgas, de todo su cuerpo, de esa espalda que había recorrido con su lengua hacía tan solo unas horas. Valentina podía sentir la respiración agitada de su novia y todo su cuerpo se erizó ante el pensamiento de qué era lo que podía venir en cuanto Juliana le pusiera las manos encima.
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HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)
FanficDa igual de que manera estuvieran destinadas a ser en esta vida, lo estarían al fin y al cabo y ellas... Ellas morirían felices porque estaban seguras que en esa otra vida irían a buscarse y, en esa si, en esa si que se harían felices y cumplirían t...