AQUEL DÍA DE MARZO

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Más de cien años atrás:

  Macarena Achaga POV:

  El mundo es un caos, un puto caos. Han pasado seis años, seis malditos años y me siento una tonta egoísta por lamentarme únicamente de que mi camino y el de Barbara se hubieran separado aquel día de marzo. ¡Oh por Dios marzo!. Ya ni siquiera estoy segura de en que mes o año estamos, el mundo se ha vuelto una locura, el clima, los gobiernos, la manera de proceder de algunos organismos, nuevos organismos pues la vida y el mundo tal y como lo conocíamos no tiene nada que ver con lo que es ahora.

  Seis años después del inicio de la tercera guerra mundial y el fin de ese mundo que conocí, las cosas han cambiado tanto que aveces siento que nada de esto es real, que estoy viviendo una maldita pesadilla, una eterna, pues en eso se convirtió mi vida aquel día en el que hablé y vi a Barbara por última vez.

  Ese maldito día en el que nos dijimos adiós muy a nuestro pesar, pues ninguna de las dos quería hacerlo, ninguna de nosotras se preparó para eso, aún después de toda la mierda a nuestro alrededor mantuvimos una mínima esperanza de que todo se solucionaría y volveríamos a estar juntas como siempre debimos haber estado.

  Luego de que esa llamada se cayera experimenté el peor dolor físico y mental que jamás hubiera sido capaz de imaginar. Por mi cabeza nunca pasó sentir ese dolor, ese desgarrador dolor que se siente tras la resignación de aceptar que no la podría volver a ver, que mis labios y los de ella no se volverían a encontrar, que mi cuerpo no vibraría bajo y sobre el de ella, que nunca más sentiría sus gemidos en mi oído y que de sus labios no saldrían mi nombre de manera ahogada como cada vez que mis dedos se adentraban en su intimidad.

  No lo acepté de inmediato, pasaron años, de hecho sigo sin superarlo, pero lo tengo aceptado. Barbara y yo no estábamos destinadas a ser, no estábamos hechas la una para la otra por mucho que nos empeñamos en creer que sí que lo éramos. Si estuviésemos destinadas y hechas la una para la otra ahora estaríamos juntas, en el fin del mundo pero juntas.

  En ocasiones me castigo con el pensamiento de que si al menos yo hubiera tenido el valor de haber dejado a Juampa cuando debía, hoy estaríamos juntas en algún lugar de este nuevo mundo. No ha habido un día en el cual ella no haya sido mi primer y último pensamiento del día. He intentado sacarla de mi cabeza, he intentado bloquear su imagen, lo he intentado todo pero nada funciona, ella está metida en mi corazón desde el día en el que nos vimos por primera vez, desde ese glorioso día en el cual le invité un café a esa chica que besaría por primera vez, porque aunque estábamos actuando, aquel primer beso no tenía nada que ver con la ficción. Para cuando nos besamos en aquella escena de la piscina ya yo y ella nos queríamos y nos deseábamos.

  No la puedo olvidar y aunque aveces me engaño con la idea de que es eso lo que quiero, mi subconsciente me llama la atención y me repite una y otra vez que olvidarla sería imposible. Barbara está en mi corazón para siempre. Es una lástima que lo nuestro no haya ni siquiera empezado.

  No he vuelto a sentir por alguna otra persona lo que por ella sentía y siento, la llama que ella encendió en mi no se apaga ni se apagará nunca, la tengo clavada en mi corazón. Es que es hermosa, cualquiera hubiera caído rendida a sus pies.

  Hace algunos años Juampa me localizó. Tuvo el atrevimiento de venir hasta mi comunidad. Sí, comunidad, así llamábamos a un pequeño complejo de apartamentos a la que mi familia y yo hicimos nuestra y a la que protegimos durante todos los ataques y la guerra. Les digo familia porque hasta ahora hemos permanecido unidos y es en eso en lo que nos hemos convertido. Nunca olvidaré a mi familia de sangre, jamás, aún lloro en las noches por no saber nada de ellos, aún recuerdo nuestra última llamada cuando su las líneas funcionaban y me regocija saber que todos estaban juntos cuando las cosas se jodieron y, aunque yo no corrí con la misma suerte, he encontrado en estas personas el apoyo, el cariño y confianza que podría haber tenido con cada no de los integrantes de mi familia sanguínea.

HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora