HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)

IZQUIERDA, O DERECHA?

Valentina-que carajos haces aquí Valeria?—dijo entre dientes agarrándola del brazo para llevársela lejos de allí—como saliste de la mansión? Habla Valeria, respóndeme ¡Que me digas cómo coño es que estás aquí y no pudriéndote en el agujero en el que te metió Victoria!?
Valeria-esa boca hermanita—dijo divertida mientras intentaba inútilmente zafarse del agarre que su hermana tenía sobre su brazo—definitivamente salir del perímetro te cambió, no es que me que...
Valentina-¡Basta Valeria!—hizo más presión sobre él agarre para arrastrarla mucho más lejos del bar—ahora mismo te voy a regresar al hoyo de donde nunca debiste haber salido—Valeria se reveló logrando zafarse
Valeria-¡Quien carajo te crees que eres para hablarme de esa manera!?—exclamó con enojo encarándose con ella.

  Estuvieron teniendo una pelea visual ya que con sus ojos se estaban retando. Con esos par de ojos azules idénticos se estaban diciendo de todo, se estaban expresando todo el odio rencor y resentimiento que se tenían, las ganas locas que ambas sentían de acabar con sus vidas.

Valentina-yo soy tu líder—dijo de manera segura, arrogante y contundente. Esa manera de hablar le heló la sangre a Valeria que cada vez que se enfrentaba a su hermana quedaba más impresionada del descomunal cambio que había dado en los últimos años. Empezó a carcajearse en la cara de Valentina porque aunque se estuviera muriendo de miedo y a punto de mearse encima, la burla y la arrogancia era su mejor método de defensa.

Valeria-no seas patética Valentina, sal del cuerpo de Victoria que ese papel a ti no te queda—Valentina no dijo nada, ni siquiera pestañeó—en serio crees que ella te dejará liderar?—estiró su mano para desacomodar algunos cabellos de su hermana, pero esta la detuvo antes de que la pudiera tocar, apretándole la mano con fuerza hasta hacerla ponerse de rodillas
Valentina-que yo... soy... tu líder—habló haciendo una pausa en cada palabra para que su hermana la entendiera bien—me debes respeto y sumisión. Ni tú ni Victoria me intimidan, ya no—la soltó con desprecio y irguió su cuerpo para desde lo alto mirar a Valeria como se retorcía de dolor en el suelo.

  Valentina buscó entre la muchedumbre a algún guardia con el cual enviar a Valeria de vuelta a su cautiverio. Ella no sabía hasta qué punto la seguridad y el consejo del perímetro estaban con ella porque todo había pasado muy rápido y no había tenido tiempo de hablar con Floreck sobre cómo se había tomado el consejo del perímetro sus acusaciones, de cómo procederían, pero si tenía alguna duda de eso, con la llegada de dos guardias que se acercaron a ella para preguntarle si necesitaba algo, definitivamente confirmó que sus acusaciones habían surtido efecto y que era muy posible que a Victoria la estuvieran buscando para retenerla hasta la celebración del juicio.

Valentina-necesito que escolten a la señorita Valeria Huang a los calabozos que el perímetro tiene habilitado para los miembros del consejo que rompan la ley. Allí permanecerá hasta que se celebre su juicio y decidan cuál será su condena
Guardia-como usted ordene señorita Huang—dijo con disposición y luego le hizo el saludo militar al que Valentina correspondió por inercia ya que aunque fue educada para liderar algún día, jamás pensó que ese día llegaría pues su madre desde pequeña le dejó claro que ella nunca se convertiría en líder—eso es todo?
Valentina-no, también necesito que su superior me ponga al tanto de la situación actual de la región con todo lo que ha pasado—Valeria desde el suelo no daba crédito a lo que veía—quiero saber si Victoria Milles, ex líder de la región, ya está bajo custodia—la risa de Valeria llamaron la atención de los guardias y Valentina que se había olvidado de su presencia.

  Los guardias la tomaron del brazo para llevársela pero ella se reveló logrando deshacerse de ellos con facilidad, pero no corrió con la misma suerte con su hermana que estaba mejor preparada físicamente que ella. Valentina la sometió al ponerla contra el suelo presionado su espalda con su rodilla y apretándole con una de sus manos la nuca. Extendió su mano libre a uno de los guardias y este entendió que le estaba pidiendo sus esposas.