QUÉ HARÍAN 3.0

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Semanas antes:

Miguel-mi hija, donde está ella? Cómo está ella Hernando?—fue lo primero que dijo Miguel en cuanto abrió los ojos.

Aún convaleciente sus hijos seguían siendo su mayor prioridad. Había estado bastantes días dormido, pero ni eso fue suficiente para hacerle olvidar las últimas horas vividas antes de caer en la inconsciencia.

Hernando no se había separado de él en ningún momento. Ya no sabía de cuántas maneras le había agradecido a la vida, a dios o a quien sea el hecho de que Miguel siguiera en el mundo de los vivos después de todo lo que había pasado.

Fue tanta la insistencia de Miguel, que Hernando se vio obligado a contarle su situación. Lo hizo a pesar de que Río le había pedido que no lo hiciera hasta que se encontrara totalmente recuperado.

Obviamente Miguel quiso salir corriendo de esa habitación de hospital y enfrentarse a quien fuera con tal de sacar a su hija de su injusto encierro, pero entre todos, incluida Tokio, le hicieron ver que no ganaría nada con eso sino que lo empeoraría.

Cuando fue dado de alta, lo primero que hizo fue solicitar una visita con su hija, pero Valentina le hizo saber que la ojimiel no quería recibir visitas de nadie, ni siquiera de ella, que tendría que conformarse con todas las cartas que su hija le había escrito mientras él se encontraba inconsciente. Por supuesto que las leyó, las leía cada día y cada día experimentaba una nueva sensación, cada día su pecho se inflaba más cada que leía en aquellas cartas la manera tan cariñosa que su hija expresaba todo ese amor que le tenía, cuando esta le narraba la angustia que había sentido cuando creía que lo perdería, cuando esta le rogaba una y otra vez que por favor fuera fuerte y saliera de esa para que pudiera leer como ella en esas cartas le llamaba "Papá". Para que en un futuro no muy lejano ella se lo pudiera decir mirándolo a los ojos.

Cada semana recibía una nueva carta de su hija y en ninguna había dejado de referirse a él de esa manera tan cariñosa que él tanto había ansiado en el pasado. En ese momento más que en ningún otro deseaba que ella saliera absuelta de todos los delitos que se le acusaban porque ellos merecían tener una vida agradable y feliz, una en la que pudieran expresar sus sentimientos como padre e hija oficialmente reconocidos. Cada una de las cartas de Juliana iban cargadas de agradecimientos hacia él, pues de Miguel no haberse interpuesto entre ella y el arma de Victoria, ella hubiera muerto ya que su cuerpo no era tan fuerte como el de su padre para resistir un impacto así.

Ella no tenía nada que agradecer porque para Miguel salvarme la vida a cualquiera de sus hijos era un deber, así que sí, él se lo hizo saber ya que también le enviaba cartas, le había respondido todas y cada una de ellas. Él no era tan bueno con las palabras como su hija porque eso ella lo había heredado de sus madres, pero a su manera también le hizo saber lo feliz que ella lo hacía con cada una de las palabras que le había escrito. La inmensa plenitud y sensación de bienestar que sentía cada vez que ella lo llamaba "Papá".

Miguel le aseguró que no tenía nada que perdonarle ya que Juliana le había pedido en cada una de sus cartas que sentía mucho haber sido ella la causante de tirar literalmente a la mierda, la única esperanza de vida que le quedaba a su hermano Vincent al lanzar al vacío la cámara criogénica que mantenía su cuerpo en conservación. Valentina también le había asegurado a Juliana que aquel procedimiento no era posible, pero no fue hasta que su padre la libró de esa carga que no se sintió mucho más en paz.

Todos estaban más unidos que nunca. Hernando, Tokio, Río, la gorda, Valentina, Killian, la Nana María, Miguel e incluso Floreck y Will, se habían vuelto uno solo, estaban totalmente entregados a la liberación de la ojimiel. La región también se había unido a ellos, se había creado un movimiento en nombre de Juliana para abogar por su liberación, pues la gran mayoría de los residentes de la región del Suroeste Americano y regiones aledañas, coincidían en que no había sido un delito lo que Juliana de los Bronw había cometido, sino todo lo contrario, pues muchos creían que gracias a la ojimiel, el mundo se había librado de una gran lacra, una escoria humana que había causado demasiado daño.

HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora