Da igual de que manera estuvieran destinadas a ser en esta vida, lo estarían al fin y al cabo y ellas... Ellas morirían felices porque estaban seguras que en esa otra vida irían a buscarse y, en esa si, en esa si que se harían felices y cumplirían t...
Juliana-es que acaso no entiendes el significado de la palabra no?—decía con dificultad debido al adormecimiento que el alcohol le estaba provocando a su lengua. Era viernes de relajo, Noche de disfraces para todo aquel que quisiera hacerlo y para aquellos que no deseaban ser reconocidos y preferían mantener su identidad en secreto. Ese día Juliana se había excedido con la bebida y, a pesar de que le había dicho en más de una ocasión a la chica que no estaría disponible para ella, la muy débil se estaba dejando mordisquear el cuello.
Se encontraba en el club "Extasis", más específicamente en la sala "X" así que estaba siendo una misión casi imposible, mucho más complicado si la chica que la acariciaba con tantas ganas la conocía perfectamente pues habían estado juntas por más de dos años, pero que para suerte o desgracia de la ojimiel, llevaban el mismo tiempo separadas y no porque Juliana tomó la decisión, la responsable de su ruptura era esa misma chica que la estaba reclamando en ese momento.
Juliana-para... para Elena por favor, esto está mal, fuiste tú la que me abandonaste ¡Ahhh!..—gimió en cuanto la lengua de su ex novia Elena recorría toda la extensión de su cuello—¡Que pares te digo!—la apartó con enojo. Se sentía no solo enojada con la chica sino con ella misma por ser tan débil, por ser tan carnal y humana Elena-que sentido tiene que te contengas July?—se volvió a acercar con una sonrisa cargada de malicia pues sabía que a Juliana no le duraría mucho la fuerza de voluntad ya que estaba ebria y desorientada—nunca te ha funcionado conmigo, no seas rencorosa, bien sabes que si tomé la decisión de terminar lo nuestro fue por la culpa de esa maldita obsesión que tienes con encontrar a la tal Valencia esa—dijo con desagrado y Juliana la volvió a apartar.
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Elena de los Robinson de la región del Sur Oeste Americano:
Juliana-Valentina, su nombre es Valentina—se lo escupió con furia sobre sus labios y mirándola a los ojos con la ira y el deseo reflejado en ellos—creí que me entenderías, que me apoyarías, es lo que hacen las amigas—reclamó porque de verdad le había dolido que la dejara. Elena la llevó hacia una de las columnas del lugar haciendo que la espalda de la joven Juliana se estrellara contra ella Elena-como sea, yo no quería ser tu amiga Juliana, yo quería que me amaras, yo quería ser tu mujer—le mordió el hombro haciendo que Juliana volviera a gemir y buscara sus labios con arrebato, pero ella lo impidió—acéptalo, solo yo soy capaz de complacerte como a ti te gusta—Juliana carcajeó y se volvió a lanzar a sus labios esta vez consiguiendo su objetivo, devorándole la boca a esa chica que alguna vez había creído era la más tierna y amorosa de todas las mujeres.
Juliana-es cierto, siempre has sabido como complacerme muy bien—pasó su lengua de manera vulgar sobre el pecho casi desnudo de Elena, erizándola por completo y haciéndola vibrar con tan solo eso, haciendo que confirmara una vez más que la manera de coger de Juliana era única, irremplazable e inolvidable. Si estaba ahí junto a ella esa noche a pesar de que su relación ya había terminado era precisamente porque no había podido olvidar a Juliana y la necesitaba como a nada en el mundo—compláceme hoy también, que estarías dispuesta a hacer por mí esta noche?—Juliana estaba ebria, pero sabía reconocer cuando alguien se volvía loca o loco por ella y Elena a pesar de haberla abandonado, se moría por la ojimiel y Juliana lo aprovecharía esa noche Elena-todo, haría todo por ti July, pide lo que quieras y lo que quieras te daré, sabes cuanto me gusta complacerte—toda la conversación la estaban teniendo sobre los labios de ambas. De vez en cuando se dejaban sugerentes lamidas en ellos y alguna que otra mordida.
