PINTAR EL AMOR

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Valentina no había podido pegar ojo en toda la noche. El nombre de Juliana saliendo de los labios de su madre la había mantenido en vela y en una absoluta preocupación toda la noche. Era como si al su madre mencionar a la ojimiel hubiera revelado su más grande secreto y su mayor debilidad.

Para cuando el sueño la atrapó ya fue demasiado tarde, debía levantarse, debía comenzar a cumplir las órdenes de su líder y acelerar un proceso que ella había estado retrasando todo este tiempo lo más que podía.

Estaba cansada, estaba agotada física y mentalmente. Por un lado tenía los sentimientos que estaba comenzando a sentir por Juliana y la supuesta relación que tenían, por otro su madre, las insistencias y presiones a las que esta la estaba sometiendo, el saber que ya Juliana no era un secreto para su madre, su vida, las contradicciones de esta, su inminente liderato en un futuro, las limitaciones que ese puesto tan importante le generarían, era también el hecho de que ese futuro liderato comenzaba a estar en duda pues una vez más el destino jugaba a arrebatarle lo que por derecho le pertenecía, ya que el despertar de cierta persona amenazaba su posición, posición que le importaba una mierda antes de darse cuenta de que su proyecto sería utilizado para todo lo contrario.

La ojiazul estaba hecha un lío, y por primera vez en su vida sentía que no podría con tanto, que no podría hacer ni resolver tantas cosas a la misma vez.

De momento lo único que deseaba era encontrarse con Juliana y caer en su brazos, en sus labios y en el calor y dulzura que esta con tan solo su mirada le brindaba. No se contendría, estaba preocupada claro está. Que Victoria supiera sobre su existencia era un peligro, pero Valentina había dado su palabra tanto a la ojimiel como a su amiga Amazona, no se marcharía, se quedaría, lo haría hasta que la separación fuera de vital necesidad, lo haría si con eso la protegía, de hecho Juliana a partir de ese momento estaba bajo su protección.

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  La ojiazul se pasó toda la clase con un deseo incontrolable de lanzarse a los brazos de su no novia Juliana. Había llegado más temprano que ella, había corrido a toda velocidad para así lograr ser la primera en entrar al salón para hacer que ella y Juliana se quedaran a solas pues esta siempre era la primera en llegar, pero ese día a la ojimiel se le habían pegado las sábanas y desgraciadamente llegó junto con todos sus compañeros.

  Valentina quiso abalanzarse sobre ella, sostenerla con mucha fuerza y de esa manera hacerle saber, hacerse saber a ella misma que la protegería de todo lo malo que le podría pasar. Quería sentirse segura en sus brazos, quería besarla, quería hacerle entender de mil maneras que ella nunca le haría daño, pero se contuvo, no pudo ni debía hacerlo, su "relación" debería seguir, o lo que sea que tuvieran solo lo podían saber ellas. Ahora más que nunca Valentina lo creía, así que se puso fuerte, reprimió sus deseos, suspiró y le dio inicio a su clase sin tan siquiera ser capaz de mirar a la ojimiel, no se sentía capaz, estaba segura de que si caía en el embrujo de esa amielada mirada no se aguantaría.

  Juliana en cuanto la vio también quiso írsele encima, besarla, explorar con su lengua todos los espacios de su boca, pero le había prometido a Valentina que le dejaría el control de su no noviazgo, así que portaría bien y no la intentaría ni seducir ni provocar, después de todo al final de la clase irían a su sito, a ese lugar a las afueras de la región que había sido testigo de su primer beso, del primer amor de ambas, del inicio de ese inmenso amor que iba creciendo dentro de ellas sin tan siquiera llegar a ser consientes de la magnitud de este, la dulzura de sus ojos la acabaría atrapando.

  Cuando Valentina le esquivó la primera mirada Juliana se preocupó, aún así se seguía diciendo que todo se debía a ese pacto que habían hecho, pero después se desesperó pues la dueña de sus suspiró no le había dirigido ni su mirada, ni una sola palabra, la evitaba a toda costa y quiso ponerse de pie y agarrarla de la cintura, pegarla a su cuerpo y besarla frente a todos, reclamar lo que creía de ella desde el momento en que se besaron.

HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora