ENTIENDIMIENTO Y PERDÓN

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Killian estaba impaciente, llevaba más de media hora esperando por que Valentina le confesara de una vez y por todas aquella cosa tan importante que no había tenido el valor de decirle. Estaban en la terraza del ático que daba al lago, donde también se encontraban Miguel y Juliana intentado tener una conversación.

Killian-Valen, Valen, Valeeenn—insistió, pero la ojiazul estaba tan sumida en sus pensamientos que ni cuenta se había dado. Caminaba de un extremo al otro alrededor de la terraza. Quería encontrar las palabras perfectas y el valor, pero no lo había conseguido. Ella incluso pensó en abortar la misión, pero cuando sus ojos se conectaron con los de su amada, esa que la cuidaba aún en la distancia, supo que no debía retrasar más el momento y, era exactamente eso lo que los ojos de su amada le decían. No le quedaba de otra, así que respiró hondo y se dio la vuelta para enfrentarlo, para acabar con todas las mentiras que arrastraba su pasado, para acabar con toda la mierda y cortar la maleza de raíz.

Valentina-quiero... antes de todo quisiera pedirt...
Killian-Vaaa-leeen—canturreó con cansancio el chico mientras volteaba los ojos—ya te dije que no tengo nada que perdonarte, sea lo que sea te juro que no me molestaré—dijo con seguridad. Valentina sollozó internamente y se acercó a él para luego agacharse y quedar a su altura ya que él se encontraba sentado
Valentina-seguro?—Killian asintió—promesa de hermanos?—dijo con una media sonrisa mostrándole su dedo meñique. Killian sonrió y también le mostró su dedo para unirlo al de ella sellando de esa famosa e infantil manera un pacto irrompible—bien...—suspiró. Luego se puso de pie y agarró una silla para sentarse frente a él—la Nana María alguna vez te ha hablado de tu mami?—el chico asintió y negó, lo que confundió a Valentina que frunció el ceño.

Killian-a ver...—suspiró y cerró los ojos como queriendo recordar algo—yo cuando era más pequeño, me metía en la habitación de mi tía y...—se detuvo al advertir la cara de reprobación que le dedicó Valentina, la cual siempre lo regañaba por esa manía que tenía de rebuscar entre las cosas ajenas—hicimos una promesa de no enojarnos y de perdonarnos cualquier cosa—Valentina sonrió, él tenía razón—era joven y rebelde, no me lo tomes en cuenta, Valen—Valentina carcajeó, esa frase sin duda se la había escuchado a Juliana alguna que otra vez—el caso es que encontré varías fotos donde salía mi mami—suspiró y sus ojos se empañaron—era muy hermosa—Valentina asintió. Sus ojos también se empañaron al recordar la historia de la madre de su hermano y su padre, de lo injusta que había sido la vida con ellos, o de lo hija de puta había sido Victoria con ellos, ya que si ella no hubiera metido sus manos, en esos momentos, Killian podría tener presente a sus padres en su vida—junto a ella también habían otros jóvenes que no conozco porque nunca antes los había visto, en todas mi mami salía triste, solo había una en la que sí que se notaba feliz—Killian contaba sus memorias mientras lloraba, ni siquiera sabía que lo estaba haciendo, simplemente se dejó llevar por el sentimiento que le causaba hablar de la mujer que lo había traído al mundo.

Valentina-apuesto a que su felicidad en esa foto se debía a que tú venías en camino—dijo lo primero que se le vino a la cabeza para intentar animarlo. Killian asintió con una triste sonrisa, sorprendiendo a Valentina que sin saber había dado en el clavo
Killian-en la foto ella tenía una gran panzota y... y... no... no estaba... no estaba sola—Valentina frunció el ceño y no solo por la información, sino por el repentino nerviosismo de Killian—tu... tu... él... tu... el lid... tu papá, el señor Carvajal le sostenía la panza a mi mami también, ellos... ellos... ellos estaban felices como si... como si...
Valentina-como si estuvieran enamorados—dijo con resignación y Killian abrió bien grande los ojos como si su amiga hubiera descubierto el mayor secreto del mundo y la humanidad
Killian-¡Valen te juro que yo no... ¡Que yo no le dije a nadie! ¡Lo juró! ¡Perdona...
Valentina-tranquilo Killian, nada de perdones recuerdas?—le enseñó su meñique. El chico estaba desesperado y muy avergonzado
Killian-me lo juras?—Valentina asintió mientras le secaba las mejillas llenas de lágrimas—entonces tú también crees que mi mami y tu... tu... que ellos estaban... estaban enamo... rados?—la ojiazul volvió a asentir en medio de un suspiro. Era ahora o nunca.

HASTA EL FIN DEL MUNDO (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora