24. Tiempo limite

172 53 11
                                    

Mal herido, y tosiendo cual enfermó terminal de una pulmonía. Cenizas metió su única mano en el bolsillo de su gabardina, sacando así su paquete de cigarros.

Sabiendo lo peligroso que era que fumara en este lugar, quise detenerlo, pero lo vi tan acabado que no me atrevía a quitarle su único disfrute.

Con su mano temblorosa, y con movimientos torpes, Cenizas se disponía a sacar un cigarro del paquete, pero después de un súbito ataque de tos, este terminó en el suelo con su contenido desparramado.

— creo que es lo mejor...

Declaró Cenizas volviendo a toser. Viendo su lamentable estado, me apuré para recoger los cigarros y devolverlos al paquete. Habiendo guardado todos con excepción de uno, que me disponía a ponerlo en su boca, pero Cenizas me detuvo con una mano, y negó con la cabeza.

— guardalo. No tenemos mucho tiempo. Necesitaba hablar contigo, y para eso debía alejar a la mujer. Me perdonarás por lo burdo de mis planes, pero no estaba en condiciones de idear algo mejor.

— ¿Cenizas qué demonios ocurrió? ¿Te encontraste con el Inquisidor o alguien así? Habla por favor.

Aceptando la cajetilla que le ofrecía en su mano, Cenizas la devolvió a uno de sus bolsillos y volvió a toser antes de declarar.

— no, pero admito que fui visto, quería asustar un poco al arzobispo. Sabía que la mujer tenía prioridades muy definidas. Si el estaba en peligro correrá en su ayuda, olvidando tu existencia, luego pasará unos minutos revisando la condición del anciano y permanecerá a su lado hasta dejarlo estable, luego recordará que te ha dejado sola, y volverá corriendo aquí. Tomando el tiempo que le toma ir y venir, tenemos cuando mucho media hora. En este momento, calculo que debe haber llegado a donde el arzobispo.

Volviendo a toser, Cenizas se dejó caer hasta quedar sentado en el suelo. Parecía sufrir mucho dolor y no sabía que hacer.

— ¿estás bien? O mejor dicho, ¿Puedo hacer algo para ayudarte?

Agitando la mano, Cenizas negó la ayuda.

— Está bien, cuéntame todo ¿Qué ha ocurrido? ¿Pudiste encontrar a Irma? ¿Está ella bien?

Riendo antes de volver a toser, respondió mientras negaba con la cabeza.

— está perfecta, al punto que fue ella la que me dejó así.

— ¿Qué? ¿Pero por qué? ¿Qué ha ocurrido? ¿Le has hecho algo? ¿No habrás usado el [Carbonizar] verdad?

Soltando media docena de preguntas a la vez, interrogue a Cenizas que se limitó a toser y mostrarse enojado.

— por supuesto, ¿Y luego ser víctima de tu desprecio? No, tu sirvienta está bien. Al que le dieron una golpiza fue a mi.

Suspirando, y calmando me. Deje a Cenizas narrar qué había ocurrido.

— Bien, lo siento. ¿Qué ha pasado exactamente?

— no fue tan difícil hallarla, los rumores de una sirvienta que viajaba en soledad y en perfecto silencio, buscando a su amo perdido no eran pocos, y no hay un rumor que no pase por mis oídos. Encontrarla fue fácil, pero buscar un buen momento para hablar con ella era harina de otro costal. Ella sería capaz de ver a través de mí, y que te aparezca un hombre sin rostro pondría a la defensiva a cualquiera. Por eso la seguí un par de días. Buscando la oportunidad perfecta abordarla sin ser sospechoso, sin embargo, volviendo a subestimar a una humana, ella estaba al tanto de mi existencia, sabía que la seguía, y me tendió una trampa.

Volviendo a toser al punto de escupir un pulmón en caso de tener uno, Cenizas permaneció sin habla jadeando. Sin tener una mejor idea de que hacer para ayudarlo, saque la cantimplora de expedición, y se la ofrecí. Sé que puede comer y beber, pero no estoy segura de cuánto le ayudará.

Intentos Infinitos "2"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora