53.9 El bosque de Faiya

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En un inmenso bosque, cuya extensión era similar a un país pequeño, un árbol gigantesco se alzaba en el medio.

Aquel no era un árbol convencional, en dicho bosque, la vegetación y la vida era más exuberante de lo normal, y hasta el más pequeño de los árboles, alcanzaba con facilidad una decena de metros, sin embargo, aquel inmenso árbol tenía más de 100 metros de diámetro en su tronco, y su altura, superaba las mismas nubes, colocando su copa mucho más arriba de lo que cualquiera podría ver.

Cerca de su base, una veintena de inmensos capullos de flor se hallaban colocados en un semicírculo.

"Traiganlo"

Sé escuchó decir a una mujer cuya voz podía escucharse por todo el bosque, casi como si fuera el propio bosque quien hablará.

Un coro de risitas juguetonas hicieron sacudir las hojas de los árboles, y justo en medio del semicírculo de capullos, una voluta de humo apareció, y poco a poco empezó a tomar forma.

— Buenas tardes señora.

Saludo un hombre carente de rostro, que vestía una larga gabardina.

Por un largo minuto, en aquel bosque sólo se escucharon risas infantiles que hacían eco a la distancia, sin embargo, apenas la gran voz volvió a hablar, todas las risas callaron al instante.

"Cenizas, no has hecho lo que ordené"

Un coro reprobatorio y abucheos siguieron esas palabras, y muchos de los capullos se abrieron para revelar a las ocupantes de los mismos. Algunas mujeres, otras niñas, todas con largas cabelleras hechas de enredaderas que las conectaban con su capullo y con al bosque.

— me ordenó que la hiciera pactar con una de sus hijas, y así lo hice. Cumplí su orden, por no mencionar que Melandre intentó matarla.

Cerca del hombre de la gabardina, había un capullo que parecía marchito, del cuál si bien sus pétalos nunca se abrieron, de vez en cuando se veía asomar el rostro de una mujer con la mitad de la cara demacrada.

"Te ordene que la hicieras venir conmigo después, y aún no la veo en mi presencia"

Aunque no tenía ojos o facciones en su rostro, en la cara del hombre de la gabardina parecía leerse fastidio, y con tono aburrido soltó.

— Los humanos se mueven lento, recorrer distancias les puede tomar grandes cantidades de tiempo. A su velocidad actual, le tomará un año llegar siquiera a la entrada de su bosque. Pero créame, vendrá.

"¿Vendrá porque tú la harás venir?"

— Yo seré el motivo por el cuál ella llegará. Eso tengalo seguro.

De la tierra, rápidas cuál relámpagos, un centenar de lianas atravesaron el cuerpo del hombre de la gabardina, rompiendo una especie de disfraz que lo cubría, haciéndolo ver un ser de carbones ardientes.

Aunque todo el ser ardía en feroces brazas, y grandes volutas de humo negro salían de su cuerpo, las lianas permanecían intactas, y parecían ser inmunes a ser quemadas.

"Conmigo no uses tus medias verdades"
"Me traerás a esa mujer a mi presencia, ¿Si o no?"

— SI…

Logró articular la criatura de carbón pese a que una inmensa liana entraba por su boca y salía por las cuentas de sus ojos.

El coro de risas hizo eco mientras las copas de los árboles parecían bailar.

Intentos Infinitos "2"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora