32. Lamiendo heridas.

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Con los ojos llenos de lagañas, y la boca seca cuál desierto, finalmente desperté sin entender dónde estaba y que había ocurrido. Al mirar a mi alrededor, vi que estaba en una especie de cama improvisada, hecha con dos sillas y un montón de mantas. Un rápido vistazo, y la visión de estanterías y objetos varios, me indico que estaba dentro de la tienda del vendedor ambulante.

— Bienvenida al mundo de los vivos guapa.

La voz de Cenizas a mi lado se escuchaba distante, y una especie de pitido retumbaba en mis orejas, no creo que sea necesario decir que mi cabeza daba vueltas y me dolía a reventar.

Sacando mi cantimplora de mi inventario, bebí un trago largo, pero por más que bebía no podía quitarme la sed.

— bebe esto.

Declaró Sidow a mi izquierda, y al levantar la vista, lo vi sosteniendo un vaso con un líquido plateado. Sin hacer más preguntas, y sin fuerzas para resistirme, obedecí, y aunque el sabor era horrible y la consistencia peor, el malestar general poco a poco empezó a remitir.

— ¿Dónde estamos?

Pregunte después de haber terminado el vaso.

— cerca de la ciudad de Sierra Negra, por la frontera suroeste del reino.

A tres semanas de distancia a caballo de la Santa Sede, dicho de otra manera.

— ¿Y cuánto tiempo llevo dormida?

Volvió a preguntar, mientras los eventos de mi escape de la catedral empezaban a volver a mí cabeza.

— menos de lo que te pueda parecer, alrededor de unas 15 o 16 horas.

La tarde del día siguiente entonces.

Sentándome en mi improvisado catre, todavía tenía el cuerpo adolorido, ya podía moverme lo cual era ganancia, pero seguía lejos de estar bien.

Con la mente hecha un caos, y con mil preguntas rondando en mi cabeza, estaba apunto de hablar, pero Cenizas pareció leer mi mente e interrumpió.

— pase a darme un vuelta por la catedral. Han pasado cosas… todo ya terminó, y al ser un lugar tan importante la ayuda no tardó en llegar, están atendiendo a los heridos, limpiando los escombros, planeando la reconstrucción y…

— Cenizas…

Interrumpi para hacerlo ir al grano, a lo que con un largo suspiro, declaró.

— La mejor noticia es que tú sirvienta desapareció, hay muchos rumores circulando pero ninguno sobre una mujer en uniforme de criada. De ahí, bueno, empiezan las malas noticias. Nadie ha visto al arzobispo, no han declarado que haya muerto, pero puede ser solo una maniobra política para evitar dar peor imagen, pero hasta a mí me cuesta confirmar o negar su muerte. El ejército de piedra terminó por abandonar la ciudad, y va ser interceptado por el ejército real, y la única bestia superviviente del ataque también está siendo perseguida. Ahora, con lo que respecta a Beatrix…

La visión de ella arrodillada en el suelo, volvió a mi cabeza, y una sensación opresiva, estrujó mi corazón.

— ella está bien… supongo. La encontraron bastante rápido, y no saben qué hacer con ella. Desglosar todo lo que hizo ese día me llevaría mucho tiempo, pero se podría resumir en salvó a más personas de las que mató de forma indirecta. Hay demasiados problemas prioritarios como para ponerse a enjuciarla y saber si darle una medalla o mandarla a la horca. Por ahora, lo último que pude averiguar es que está siendo muy "dócil" y cuando terminen de atender sus heridas la van a llevar a una celda de aislamiento en lo qué toman una decisión.

Intentos Infinitos "2"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora