31. Muñecas rotas

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Leonora

Al haber salido de la catedral, lo primero que me llegó fue el ruido. Gritos, lamentos, chillidos, toda una sinfonía de sufrimiento y agonía era lo único que podía ser escuchado, y apenas nos habíamos alejado un poco de la puerta, el rugido de una bestia enorme retumbó, y luego una secuencia de poderosos golpes. Con cada impacto, alrededor de la catedral aparecía una especie de barrera que absorbía el golpe, y desaparecía al segundo siguiente, volviendo a aparecer únicamente para contener los golpes.

— ¿La catedral tenía este tipo de defensas?

Pregunté en voz baja a Cenizas que me cargaba.

— debe ser obra de Goderick, recuerda que una de sus condiciones es que nada interrumpiera nuestro trabajo, él debe haber hecho esta barrera para alejar a la bestias que él mismo convocó.

— al menos cumple lo que promete.

Dije sintiéndome mal por todo lo que estaba ocurriendo en este momento.

A paso rápido, sin llegar a correr, Cenizas avanzaba sin ser notado, era extraño, pero aunque soldados corrían a dirección contraria a donde íbamos, estos se apartaban para dejar pasar a Cenizas, e incluso se escucharon muchos consejos de lugares seguros.

— ¿No es mejor ser invisible?

Le pregunté después de que una treintena de soldados pasarán corriendo a nuestro lado.

— no necesariamente. De este modo, soy un "superviviente" que carga aún niña en brazos para ponerla a salvo, dada la situación, no es una escena imposible, todo lo contrario, todos los soldados ya deben haber visto situaciones similares en lo que va de la noche.

Con los sonidos de los gruñidos de una bestia, y los gritos de los soldados, pude deducir que el ejército de piedra había salido del interior de la catedral y se había unido a la pelea. Yo por mi parte, no quería verlo, no quería ver los resultados de dos grandes errores que había cometido. Todas las muertes, todo el caos, y toda la destrucción, es completamente culpa mía.

Beatrix.

Era imposible, era inaudito, era algo tan surreal que era incluso difícil de creer.

Esa cosa, esa criatura, ese ser que llevo tanto tiempo cazando y se ha burlado de mí en tantas ocasiones, ahora recorre la ciudad con mucha tranquilidad. Es ajeno a los peligros, ignorante del caos y la muerte que tal vez él mismo causó, incluso las personas con la que se topa no le prestan atención, no parecen ver debajo de su disfraz, ellos no lo ven como yo lo veo, no captan el peligro y la maldad que pulula debajo de su gabán.

Es por eso que lo sigo de cerca, moviéndome como un fantasma, incapaz de saber si es real o un producto de mi atormentada conciencia.

¿Es real? O ¿solo es mi mente intentando hacerme sentir menos culpable por no llegar a tiempo? Me es imposible saberlo. En un mundo sin color y sonido, lo único que puedo escuchar son sus pasos sobre el pavimento, el único color que percibo es el negro de su gabán, y el negro de unos cabellos que bailan con el viento.

Es por eso que debo verla, si puedo ver su cara, podré saber si es real, y si aún me queda algo en este mundo.

Leonora

Aunque Cenizas era rápido con sus pies, y buscaba estar siempre a la sombra de un edificio o debajo de una fachada, de la nada, empezó a acelerar el paso, y tomar un camino más directo a nuestro objetivo.

— nos siguen guapa. Me he esforzado en ocultarme, pero puede ver a través de cualquier cosa que haga.

Alcanzó a decir, y aunque deseaba voltear mi cabeza para mirar, ni siquiera tenía fuerza para eso.

Intentos Infinitos "2"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora