37. Preparada para todo.

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Al abrir los ojos, había un techo diferente…

Para este punto no tengo idea de cuántas veces he comenzado el día diciendo estás mismas palabras, pero tengo el presentimiento de que aún me faltan bastantes.

Un par de golpes en mi puerta fueron los responsables de privarme de mi sueño, y apenas comprobaron que había despertado, el ruido cesó. Al mirar arriba, un techo de madera con unas cuantas telarañas me recibió, y estirando el cuerpo, una cama bastante dura que no era más que una tabla de madera con un par de mantas no exactamente muy limpias, revelaban lo barato del sitio donde me había hospedado.

Sentandome en la cama, saque mi cantimplora y bebi un largo trago para calmar el dolor de mi cabeza, poniéndome de pie, vertí agua en una pileta que había en una pequeña mesa, y procedí a lavarme la cara.

Mirando mi propio reflejo, empecé a poner orden a mis ideas.

Ayer mientras almorzaba, no deje de sorprenderme de las habilidades culinarias del tosco pero hábil dueño de la posada. Armado con unos cuantos ingredientes y un poco de carne fresca, había hecho una comida excelente que podía rivalizar con un restaurante de nivel medio en la ciudad, sirviendo de intermediaria, logré hacer que el comerciante de especias que me había traído a la ciudad, le vendiera una pizca de cada cosa al posadero para así probar por completo sus habilidades esa misma noche.

Entre conversiones, debido a que afuera se estaba llevando a cabo un evento del que no quería saber nada más, el posadero me dijo que si quería llegar a Luxxen, una caravana hacia viajes a la ciudad dos veces al mes, y está justamente, vendría al día siguiente.

Pidiendo un cuarto para mi, me di cuenta que pese a ser tan bueno con un cucharón en sus manos, el posadero carecía de la misma habilidad con la escoba y el plumero, ya que la limpieza de los cuartos dejaba bastante que desear.

Con un medio de transporte a Luxxen esperando por mi el día siguiente, algo de dinero en mis arcas, y sabiendo que nadie busca a una mujer de cabello negro y ojos grises, al menos de momento, con una cubeta de agua caliente que le compré al posadero, procedí a darme un baño con trapo húmedo.

Tal y como lo había imaginado, la cena fue simplemente excelente.

Con jabalí que sobró del almuerzo, cociendo sus huesos por separado para hacer un caldo, que luego utilizó para cocer la carne junto a una buena cantidad de patatas, aquel hombre que había perdido 2 dedos de la mano derecha en sus años en el ejército, y el índice de la mano izquierda en una pelea en un bar, preparó la que es sin lugar a dudas la mejor comida que he tenido en toda esta vida por lo menos.

Durante la cena, quizás atraídos por el olor a estofado, o quizás estando de buen humor por haber quemado en una pira a un par de herejes, la parte baja de la posada que servía de comedor se llenó de bastante gente que comía y bebía, al punto que un par de mesas más tuvieron que ser colgadas, dándome así la oportunidad de hacerme con las cosas que me hacían falta para continuar mi viaje.

Una cosa que es obvia y que ya había tomado en cuenta como de mis principales problemas a tratar, es el hecho que una mujer viajando sola llama la atención, y lo que es peor, una mujer viajando sola, sin ningún tipo de bolsa o equipaje, es algo que como mínimo, te hará que piensen en eso durante varios minutos.

Habiendo terminado mi comida, mirando bien a la gente que entraba a la posada, fui haciéndome de cosas.

Invitándole 4 cervezas a un viejo cazador, conseguí que me regale la capa de viaje que traía consigo. La capa en cuestión era bastante bonita, de piel de ciervo con un color cervato y una capucha que ocultaba bastante bien mi rostro. Con ella puesta, era más que obvio que la capa debía costar más que las 4 cervezas que técnicamente había pagado por ellas, pero cuando quise darle algo más al viejo cazador, las otras 6 cervezas que se había bebido antes que yo llegará, le habían hecho caer en un sueño bastante profundo.

Intentos Infinitos "2"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora