Con una suerte inusualmente buena, el mercader que me pasaba por el camino no tuvo demasiados problemas en llevarme hasta el pueblo de Prom, sin embargo, pese a que este era su destino para ir a vender su carga que constaba en sal y pimienta negra, una vez ahí iría hacía el sur, y mi destino, la ciudad de Luxxen, estaba al noroeste.
Sin quejarme, ya que después de todo sería un avance bastante bueno el no tener que hacer todo el camino a pie atravesando un espeso bosque.
Con las provisiones que traje de la iglesia casi agotadas, sin un solo lirio a mi nombre, y nada además que mis piernas para desplazarme, estaba en una situación bastante precaria, pero mientras viajaba sin muchas preocupaciones con el suave traqueteo de la carreta debajo de mí, tenía tiempo más que de sobra para organizar mis ideas.
En realidad, pese a ser la ciudad más grande por esta parte del reino, tengo poco o nada que hacer realmente en Luxxen, pedí ir ahí porque es la ciudad más cercana a mi primer objetivo, la cueva del gigante Rojo, lugar donde una buena cantidad de dinero me está esperando.
Sin preocupaciones monetarias, mi siguiente objetivo es un pequeño pueblo minero llamado Losa, ese es el donde Calibrocha nació y dónde siempre doy con ella hasta más o menos 4 años más en el futuro, si la llevo conmigo o no, ya es algo que decidiré llegado el momento, pero aunque dudo que la cadena de eventos que dieron para que sea encontrada por Lucios se repita, no puedo dejar que vuelva a ocurrir.
De ahí el viaje es un poco más largo, hay al menos un semana de Loza, al ducado de Crois, y luego casi otra semana más para llegar al pequeño pueblo de Mesa, que a su vez, es donde Celes esperá a que su padre el Archiduque venga a buscarla. Si bien, al principio cuando tracé mi ruta, tenía pensado presentarme ante Celes, y hacer que está me recuerde, volviéndola así una aliada en el futuro, durante estos últimos días, he sido incapaz de quitarme el presentimiento de que mi vida terminará en 3 años.
Con ideas fatalistas o sin ellas, tampoco estoy segura de que quiero hacer con Celes, sea como sea, Mesa está en el camino de mi último objetivo, la mansión de mi familia.
Después de haber hecho una visita final a casa, ya será momento para salir del reino.
Sin poco o nada que resaltar de mi viaje, que transcurrió sin problemas o contratiempos, a media tarde del tercer día, habíamos llegado a la aldea de Prom, lugar donde para no causar más molestias o tener que dar explicaciones, me separé del mercader y empecé a buscar como ganar algo de dinero para el viaje.
Con un largo suspiro, pese a que mi primera idea era robar un caballo apenas tuviera la oportunidad, ver la situación tan mala en la que los pobladores vivían que quitó las ganas de dejar a un pobre campesino sin el caballo que probablemente es una pieza importante para su medio de vida.
Prom era una aldea decentemente grande, quizás unos 700 habitantes dedicados en su mayoría a la caza y a la agricultura. Pensando en que aún me quedaba algo de comida, y gracias a mi refugio portátil no necesitaba un lugar donde dormir, estaba por abandonar el pueblo una vez más, pero una escena curiosa llamó mi atención.
— ¡¡Hermanos!!
Gritaba un hombre bastante anciano, que vestía una túnica blanca.
–– ¡¡la bruja ha llegado a nuestro pequeño pueblo!!
Anda, ¿quién está haciendo spoilers?
Subido a un pequeño atril de madera colocado en medio de la plazoleta del pueblo, el anciano con ropas de clérigo hacía propaganda de todo lo que había ocurrido en la Santa Sede, y de cómo la Bruja en persona, había regresado a este mundo.
Acercándome a la multitud, para escuchar mejor todo lo que el anciano declaraba, por un momento creí que podría sacar un poco de información sobre cómo estaba abordado la iglesia todo lo referente a mi fuga, y si tenían pensado someter a algún tipo de control a todas las mujeres de cabello negro y ojos grises, sin embargo, al acercarme, note algo que me hizo soltar un largo suspiro.
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Intentos Infinitos "2"
RandomContinuación de Reencarne como una villana con Intentos Infinitos.