Intentos Infinitos "2"

16. Tan diferente a mi.

Remojada hasta la nariz dentro de la bañera, sentía como mi cuerpo y mi mente se revitalizaban. Nunca he sido demasiado especial en lo que refiere a baños de tina, y no es algo que haría todos los días debido a que me parece una pérdida de tiempo. Sin embargo, de ves en cuando es algo bueno, y más ahora que llevaba literalmente años sin un baño en condiciones.

Me encantaría decir que este es un momento sumamente relajante, lamentable, el ambiente es arruinado completamente por una mujer que no sabe si permanecer aquí, o salirse.

Cuando Beatrix echó a las sacerdotisas grises del baño, se vio con la interrogante de cómo demonios le daba un baño a una niña. Ella no es una noble ni mucho menos, y diría que tuvo una infancia eclesiástica como hija adoptada del arzobispo y una adolescencia militar al querer el puesto de primera Guardia. Sin embargo, dudo que en cualquiera de las facetas de su vida haya tenido mucha experiencia con niños, o atendiendo las necesidades básicas de un tercero.

Es por eso que antes de meterme en una situación innecesariamente incómoda, empecé a desvestirme por mi cuenta, y mostrar ser completamente capaz de bañarme por mi misma.

Fue y sigue siendo incómodo, eso no lo voy a negar. Ser una bebé por tantas veces ha matado casi por completo mi sentido de la vergüenza. He sido cargada y desvestida por tantas personas diferentes que el estar desnuda o el exceso de contacto físico casi ha perdido significado para mi, pero eso no quiere decir que carezca de la capacidad de sentir incomodidad cuando alguien se me queda observando fijamente y más aún cuando ese alguien tiene tanto poder en mi supervivencia.

Y eso es exactamente lo que ha hecho Beatrix, permanecer de pie levemente aliviada por no tener que hacer nada, pero tanto o más incómoda que yo, solo que disimulando mucho peor.

Habiendo recuperado una parte importante de mi sanidad mental gracias al agua caliente y el jabón, me sentía bastante revitalizada para comenzar con mis planes. En mis días eternos en cautiverio se me ocurrió una buena idea para invocar a Cenizas. El hacerlo yo misma es demasiado peligroso, además que una desaparición en la catedral sería sospechoso, y lo último que quiero es levantar sospechas y volver a la celda.

Lamentándolo, me levanté de la tina y me dispuse a secarme y vestirme. Volviendo a ponerme la misma ropa que había usado más de una semana, me quito una parte de la sensación de limpieza que había alcanzado. Ya vestida, me puse de pie frente a Beatrix que se me quedó mirando con una expresión extraña.

— tu cabello.

Dijo antes de cualquier cosa.

— súbete a ese banco, voy a cepillar tu cabello.

Obedeciendo, hice exactamente lo que me pidió, me puse frente a un banco de madera y con una mano Beatrix me subió a el. Acto seguido, fue a una pequeña repisa donde tomó una peineta de plata.

Teniendo una cabellera bastante descuidada que me caía a la espalda, y con una chica que claramente nunca le había cepillado el cabello a otra persona, pase un rato bastante doloroso lleno de tirones, nudos y disculpas nerviosas.

Unos veinte minutos después, con el cuero cabelludo palpitando, y preguntándome cuántos [Carbononizar] consecutivos podría aguantar Beatrix, terminamos.

— te llevaré a tu cuarto.

Dijo mantenimiento su expresión incómoda, y mirando la peineta llena de cabellos en su mano.

Con mucha dificultad, logré mantener mi imagen como muñeca viviente, pero me fue muy complicado. Sé que Beatrix está intentando ser amable, pero me está dando más problemas ahora que cuando era fría e indiferente.

Sea como fuera, me cargó y con paso firme empezó a caminar está vez con dirección a mi habitación.

Me gustaría decir que todo estaba igual, pero al acercarnos noté que las paredes y el piso tenían unas marcas similares a las que habían en la celda. Lo peor de todo era la puerta, que había pasado de una normal puerta de madera, a una loza de esa extraña piedra similar al cuarzo. Fuera de eso, mi habitación no había cambiado nada, y me sentí feliz de no ver guardias vigilando la puerta.