Cerrando los ojos, e inhalando profundamente, abrí la puerta para una vez más, entrar al lugar que más detesto y que lamentablemente estoy obligada a asistir. La reunión mensual de los comandantes.
Sin prestar atención a ninguna de las personas que ya habían entrado a la sala, me senté en mi lugar y espere a que la reunión comenzará.
Al poco tiempo empezaron a llegar el resto de los comandantes, y solo con ver la leve mirada que me dedicaban antes de sentarse, podía saber que me juzgaban por haber llegado temprano, lo cual es curioso, también lo hubieran hecho si hubiera llegado tarde.
Cuatro fuertes campanadas marcaron las 4 de la tarde y lo que debía ser el comienzo de la reunión, sin embargo, aún había una silla vacía, y todos la miraban de reojo con expresiones molestas.
Casi diez minutos después, al borde de empezar la reunión sin la plantilla completa, la puerta volvió a abrirse, y el inquisidor entró sin siquiera disculparse por su retraso.
Apretando los puños bajo la mesa, contuve mi enojo y el deseo de reprocharle. Luego miré a mi alrededor al resto de comandantes, suspire, y permanecí en mi asiento.
Estando finalmente completos el comandante de la 4ta legión, se levantó y dio comienzo.
— Ahora que Caesar ha decidido bendecirlos con su presencia, creo que podemos empezar.
Lejos de mostrarse humilde por su retraso, el inquisidor se negó a quedarse callado y replicó.
— algunos si trabajamos Bradley, no solo nos quedamos en la retaguardia a "entrenar" a los reclutas.
Una ola de miradas de desaprobación fueron dirigidas al inquisidor, incluida la mía. Si bien es verdad que en términos de utilidad, la décimo primera Legión es por mucho la que misiones cumple para la iglesia, más a aún si la comparamos con la cuarta Legión que únicamente se encarga del reclutamiento y entrenamiento de nuevas tropas, tener razón no le da ningún derecho a ser maleducado. Ha llegado tarde, y ni siquiera ha presentado una explicación o una disculpa por ello.
Cuando el ambiente se calmó un poco, el comandante Menzer empezó a dar las presentaciones innecesarias, ya que todos sabíamos quiénes éramos, y el pase de lista, que también era una pérdida de tiempo, ya que nunca comenzábamos hasta estar completos. Mirándolo perder tiempo, supuestamente respetando tradiciones claramente obsoletas, un tenue sabor amargo me subió por la garganta al recordar que yo debía ser la que organizará a las demás legiones.
Mirando levemente a cada comandante en la sala, las razones del porque no era la anfitriona de la reunión podían ser leídas en sus caras. "No recibiré órdenes de una niña" "No has hecho nada que amerite tu puesto" "¿Quién diría que el nepotismo llegó a la Santa Sede?" "El Arzobispo es demasiado bueno con su niñita" "Llevó 30 años de servicio, y nunca he sido calumniado de esta forma" "¿Primera guardia a los 19? ¿Qué será lo próximo? ¿Un Arzobispo en pañales?" "Necesitas una década de servicio antes de siquiera considerarlo" "Niña, sabes tan bien como todos los presentes que no mereces estar aquí" "Confío en el Arzobispo, la que no ha hecho nada para ganarse esa confianza eres tú".
Apretando los puños, me tragué la ira y me mantuve serena. Debo permanecer calmada, y darles un respeto que me guste o no, merecen. No puedo darles la satisfacción de que piensen que tienen razón.
Terminado el innecesariamente largo discurso, pasamos a dar cada uno nuestros reportes. Siendo la comandante de la primera Legión, era la primera en hablar. Para bien o para mal, el aumento de la vigilancia puso a descubierto una red cuasi criminal dentro de los muros de la catedral, y por lo tanto tenía mucho que reportar.
En condiciones normales, lo que había hecho sería digno de alabar. Sin embargo, tal y como se dijo en la última reunión, la pregunta de ¿Porqué tardé tanto en darme cuenta? Se repitió una y otra vez.
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Intentos Infinitos "2"
De TodoContinuación de Reencarne como una villana con Intentos Infinitos.
