50. Nubarrones.

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Con León entrando en ese momento por la puerta, Calibrocha se le quedó mirando fijamente sin mover un solo músculo. Su reacción había sido extraña, ¿Habrá visto el parecido entre los dos o habrá notado otra cosa? Sea como sea, no puedo salirme de los planes, y apenas me di cuenta que había suficiente gente a nuestro alrededor que pudiera ver la interacción, salí corriendo escaleras abajo para abrazar a mi "hermano".

Llegando frente a él, pese a que ya lo habíamos hablado, cuando yo abrí los brazos para abrazarlo en lo que debería ser un bonito momento fraternal a la vista del público, con una expresión de desconcierto en su rostro, y de la manera más ortopédica que le fue posible, León me devolvió un abrazo sumamente incómodo, que más que saludar a una hermana que hace mucho que no ves, uno creería que saludas a un tío que se pasa mucho de copas durante las fiestas familiares.

Bastante más de un minuto duró tan extraño abrazo que me negaba que terminará hasta que estuviera perfecto, y en voz de susurró debido a que había gente cerca, logré decir.

–– sonríe...

–– ¿Qué?

–– que sonrisa mierda… abrazas a tu hermana, ¿Al menos puedes poner de tu parte?

–– no me diste tiempo para prepararme, me tomaste por sorpresa. ¿Qué harías si alguien te abrazan por sorpresa?

–– al menos fingir que no soy un maldito bloque de hielo, estás arruinando el plan, colabora.

Con una sonrisa torcida en sus labios, y envolviendo sus brazos a mi cuerpo, lejos de agregar naturalidad, todo el ambiente se había hecho más incómodo.

–– ¿A eso llamas sonreír?

–– cállate. Y suéltame ya, que esto dure tanto solo lo hace más incómodo a la par de sospechoso.

–– no hasta que puedas dar un abrazo como un ser humano normal.

–– para ésto de una vez, la gente nos está mirando raro.

–– si, nos miran raro porque supuestamente somos dos hermanos que se reencuentran tras mucho tiempo, no dos desconocidos quienes perdieron una apuesta, ¡Sonríe mierda!

Tras no sé cuánto tiempo, se escucharon los pasos de alguien pesado llegando por el pasillo, acompañado por el sonido de unos tacones de suela baja. Es por eso que sabiendo que el Barón y la sirvienta jefe finalmente habían llegado, fue por eso que hice qué me soltará, pero aún así, me quedé junto a León con una sonrisa en mis labios.

Llegando frente a nosotros, si bien el barón tenía una expresión suave y calmada en su rostro, en el rostro de la siempre perceptiva jefa de las sirvientas había cierto aire de escepticismo y desconfianza.

–– debo suponer… que es el familiar de la pequeña Lyona.

Declaró el barón con su voz ronca y asmática, pero en un tono que dejaba ver cierta alegría.

Arreglando su ropa, y corrigiendo su postura, León se presentó.

–– Mi nombre es León Lazaruz, para servirle barón, y en efecto, soy el hermano mayor de Lyona.

Aunque el barón se mostraba satisfecho, la jefa se sirvientas no, y sus dudas comenzaron con la siguiente pregunta.

–– Lazaruz. Nunca había escuchado el apellido, ¿Son del reino?

–– nuestra familia se ha dedicado por generaciones al comercio mercante, a estas alturas, decir de qué país es originaría nuestra familia sería casi imposible.

–– mercaderes…

Puntualizó la mujer y por su tono, no me gustaba nada por donde iba a ir.

–– que extraño, por la pequeña Lyona estaba convencida de que debían ser una familia de magos.

Intentos Infinitos "2"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora