A las afueras de la ciudad de Dorma, un carruaje un poco deteriorado, pero de diseño elegante, regresaba a la ciudad después de haber hecho algo que se asemejaba más a un paseo.
4 caballos tiraban del carruaje, y trotaban a un paso extrañamente lento, como dejando ver qué no había prisa ninguna.
Cuando los muros de la ciudad ya estaban próximos a su vista, de un bosquecillo cercano, una figura pequeña salió corriendo de entre los árboles, y se desplomó a un lado del camino.
Pese a lo repentino de la situación, el paso lento le permitió al cochero tirar de las riendas de los caballos y detenerlos mucho antes de que estos llegarán a aplastar al pequeño bulto en el camino.
Mirando a su alrededor, el cochero solo podía desconfiar, una maniobra así era típica de los asaltantes de caminos, y por lo tanto, ya se estaban preparando para una inminente emboscada.
Alertando al par de guardias que viajaban junto al carruaje, estos ya tenían sus armas desenfundadas, pero pasó un minuto, luego dos, luego tres, y cuando ya me empezaba a molestar tener la cara pegada al camino de gravilla, finalmente una voz que por la distancia no fui capaz de distinguir, indicó que vayan a examinar que se había desplomado frente al carruaje.
Con cierta preocupación, uno de los guardias se acercó al pequeño bulto, y al tenerlo más de cerca, vio a una niña de quizás 7 o 8 años, su cabello negro estaba bastante sucio, y muy grasoso, casi como si se hubiera untado
manteca para simular semanas de descuido, su ropa, que la mayoría le quedaba bastante grande, estaba rota por muchos sitios, y remendada de manera muy burda, nada realmente raro en la ropa de los campesinos que trabajan la tierra y van a recolectar al bosque, siendo lo único extraño, que cuando la ropa alcanzaba ese nivel de desgaste, normalmente era cortada para hacer trapos para limpiar, y tampoco es como si la chica haya estado varias horas preguntando quien le vendía ropa en tal mal estado, y se hubiera peleado con la antigua dueña por pedirle una moneda de plata por ropa que estaba apunto de tirar.
Antes de tocar a la niña, que parecía desmayada, aunque si eras lo suficientemente observador podías ver un tenue gris de sus ojos ligeramente abiertos, el guardia miró en todas direcciones, una emboscada seguía siendo posible, pero ahora también era probable que la niña estuviera huyendo de algo o alguien
A lo lejos, sus compañeros le preguntaron que había encontrado, y también a voz de gritó, él respondió "es una niña".
Un par de minutos en los que nada ocurrió, pasaron, y de haber alguien escuchando mis pensamientos, dudaría mucho de sus capacidades si para este punto, no hubiera deducido que la niña era yo, y que había usado el fruto de la vida para hacerme varios años más joven.
Finalmente, aunque desde mi posición solo podía ver los pies de las personas y un par de caballos a la distancia, por el sonido de las pisadas en el empedrado, supe que alguien más se acercaba.
Cerrando los ojos del todo, al momento siguiente, una manos femeninas tocaron mi rostro, y parecían intentar comprobar que aún respiraba, al poco tiempo, más personas se acercaron, solo que sus pasos eran más pesados y me imaginé que debían ser el resto de los guardias, parecían buscar algo, o al menos intentar comprobar la zona.
Sin mucho esfuerzo, aquellas manos me cargaron, y me llevaron al interior del carruaje. Apenas entró, la mujer, que por cuya voz la imaginé a mediados de sus 40, dijo.
–– parece que está bien, está muy delgada, y no entiendo porque tiene manteca de cerdo en el cabello, pero está respirando, yo diría que se desmayó por el cansancio y la inanición.
Me encanta como mis planes pueden fallar por no tomar en consideración absurdos tales como encontrar a la única persona capaz de reconocer como se ve la manteca en el cabello, que tampoco es como si hubiera usado mucha o no lo hubiera hecho antes.
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Intentos Infinitos "2"
RandomContinuación de Reencarne como una villana con Intentos Infinitos.
