Flos

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El club de lectura seguía siendo tan exitoso como el primer día, a los más pequeños les gustaba pasar sus tardes en el salón junto a Tom y Louisette mientras leían un poco o escuchaban cuentos que los dos jóvenes les leían en voz alta; por otro lado las tutorías con Sirius parecían ser lo mismo aunque a Louisette ya no parecía incomodarle demasiado la presencia y cercanía constante del pelinegro.

- Y hoy, Remus ha tirado todo el té encima de mi túnica - dijo mientras acariciaba al cachorro sobre sus piernas - no sabía ni en donde meterse de la vergüenza - se rió - pero no fue su culpa, el tonto de James lo ha asustado.

El perro escuchaba pacientemente la conversación de la castaña, mirándola fijamente y prestándole demasiada atención.

- Bien cachorro ¿Tu que hiciste hoy? ¿Perseguir aves? - el perro ladró suavemente - ¿Si? Espero que no te las hayas comido - tomó el rostro del cachorro con ambas manos - tenemos que ponerte un nombre, no puedo seguir llamándote cachorro - dijo - ¿Carbón?- el perro gruñó - bien, ese no... Mmmm ¿Tormenta?- gruño nuevamente - a mi tampoco me gusta ¿Black? - otro más - ¿Aceituna? - la castaña se soltó riendo- cada nombre es peor que el anterior ¿Que nombre podría quedarte bien?

Miró el rostro del canino, en busca de algo que le ayudara a buscar un nombre, rápidamente los ojos se llevaron completamente su atención.

- ¿Sparkle? - el perro la miró - tus ojos brillan mucho- explicó - un ladrido para si y dos para no ¿Te gusta?- el perro ladró una vez, ella espero otro ladrido que jamás llegó - perfecto, se queda.

Se quedó junto a Sparkle una hora más, tirada en el pasto con la cabeza del perro sobre sus piernas y ella acariciándolo suavemente.

- ¡Mierda! - miró la hora de su celular - sparkle tengo que irme - el cachorro no quería quitarse de encima - tengo tutorías con Sirius, anda quítate - lo empujó suavemente - anda Sparkle - finalmente se levantó - nos vemos mañana.

Espero bajo el árbol de siempre, acomodó su libro y repasó ligeramente sus notas mientras esperaba pacientemente a que el pelinegro llegara.

- Lamento la tardanza - se disculpó el joven - no me di cuenta de la hora.

- No te preocupes, yo llegue hace unos minutos - respondió la chica con una sonrisa - tienes - le señaló el cabello - hojas.

- Mierda - sacudió la cabeza, no hizo ninguna diferencia - ¿Mejor?

- No realmente - se rió - ven, yo te las quito - Sirius tomó asiento frente a la chica dándole la espalda, Louisette quitó todas y cada una de las hojas que se encontraban atrapadas entre el cabello del chico - creo que ya.

- Gracias - se giró para quedar frente a la chica - por cierto ¿Dónde te metes todas las tardes? Hoy intenté encontrarte y no dí contigo.

- Salgo a caminar un poco y a tomar algo de aire libre - respondió - a despejarme- Sirius asíntio - ¿Y tú? He notado que también siempre sales del bosque- el joven la miró.

- Fumar- respondió.

- ¿No puedes hacerlo en el patio?- cuestionó.

- Los profesores ahora están en constante vigilancia, al bosque no entra más que Hagrid y sus pisadas se escuchan desde varios metros de distancia.

- Pensé que ya habías dejado de fumar.

- Estoy intentándolo - dijo - como puedes notar no voy muy bien.

- No puedes dejarlo de un día para el otro, siempre hay un proceso - Sirius asíntio - ¿Comenzamos con las tutorías?

- ¿Realmente quieres estudiar? - cuestionó - ¿No podemos charlar?

BELLATORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora