Pater et filia

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Si había una cosa que Louisette odiaba más que al dúo de Gryffindor era medirse ropa, estar en constante cambio de prendas, que le midieran hasta el diámetro de la cabeza le fastidiaba como nadie lo podía imaginar. La modista pasaba su cinta de medir por todos lados mientras apuntaba números en una pequeña libreta posada sobre la mesa.

- ¿Ya casi terminamos? – preguntó Louisette mientras escondía su bostezo con la mano.

- Falta poco querida – expresó la mujer y continuó con las medidas.

- ¿Por qué no puedo ponerme uno de los vestidos que me regala papá? – preguntó la castaña mirando a la mujer sentada en el sofá.

- Porque es mi boda y mi dama de honor va a ir con un vestido hermoso - respondió Selena con una sonrisa.

- Los vestidos de papá son lindos.

- Si, pero quiero que luzcas preciosa – dijo – ahora deja de quejarte, aun nos falta comprar los zapatos, buscar quien te maquille y peine y conseguirte una cita para la boda.

- No gracias, no quiero una cita – la modista hizo que Louisette se girara y mirara hacia el espejo – me la pasare robándome la mesa de dulces y comiendo.

- Te hace falta el aguijón del amor.

- Si claro, yo no veo que le busquen pareja a Lysander.

- Pero eso es porque Lysander es un caso perdido y le coquetea hasta a las rocas – ambas rieron – tu eres la verdadera preocupación.

- Estoy bien por el momento – no muy convencida Selena dejo de insistir en con seguirle una cita a la castaña.

La tarde de chicas terminó con las dos comiendo un helado fuera de la casa de Louisette, sus padres habían salido a acompañar a Niall en busca de los últimos detalles de la boda y Lysander había salido junto a Damián y Adriel. Cuando los padres de Louisette llegaron a casa Selena se despidió de la chica y se retiró, ella entro detrás de sus padres.

- ¿Qué tal tu tarde, Sun? ¿Te divertiste? – preguntó Harry mientras sacudía dulcemente el cabello de su hija.

- Supongo, caminé demasiado – expresó la castaña – pero me gusta pasar tiempo con la tía Selena.

- Me alegra que te guste – el rizado entró a la cocina en busca de algo para beber - ¿eligieron el vestido?

- Si, solo tendrán que hacerle unos ajustes, me quedo algo grande – a Louisette le parecía extraño que su otro padre no había pronunciado ninguna palabra desde que llego, siguió a Harry a la cocina - ¿Papá está molesto conmigo?

- No querida ¿Por qué?

- Ha estado raro desde que llegue y casi no me habla.

- Exageras amor – besó la frente de su hija – tu padre te ama.

- ¿Estas seguro que no esta molesto conmigo? – el rizado asintió.

- Quizás solo viene cansado – le sonrió – ahora sube a darte una ducha, tu hermano está por llegar – empujo suavemente por los hombros a su hija hasta las escaleras.

Louis no solía ser una persona a la que le gustara mucho el silencio, nunca le paraba la boca, podría hablar durante horas y horas y el tema de conversación jamás se le terminaría, es por ello que a Louisette le parecía extraño no haber escuchado su voz mas que para lo necesario desde que llegaron; especialmente parecía no querer hablar con la chica, pues cuando ella se encontraba en alguna otra sala escuchaba la voz de su padre hablando con Lysander o a veces solo.

Todos los días tenia una pequeña charla con Narcissa por teléfono, las dos chicas aprovechaban el corto tiempo en que se encontraban solas en sus respectivas casa para llamarse y poder hablar sin interrupciones.

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