El comienzo del fin

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Eran los primeros días de agosto, el sol estaba en su punto más hermoso por la mañana y Louisette se encontraba en el baño del departamento botando todo el contenido de su estómago, llevaba unos cuantos días así y honestamente había comenzado a preocuparse.

— Bien Louisette creo que sabemos que significa esto — le dijo a su reflejo en el espejo — hemos estado negandolo pero sabemos que podría serlo y lo mejor será quitarnos de dudas — odiando completá si desición la chica salió del baño para comenzar a vestirse y salir rumbo al médico.

Al día siguiente fue la primer paciente en el consultorio, espero pacientemente a que el doctor la llamara y cuándo fue así alisó ligeramente la falda de su vestido antes de entrar.

— Señorita Slughorn buenos días — saludó el hombre — tome asiento, por favor — ella obedeció — ¿Viene sola?

— Si — dijo.

— ¿Hay alguien que pueda venir a acompañarla? ¿Su pareja, sus padres, algún amigo? — cuestionó mientras dejaba un folder sobre el escritorio.

— ¿Hay algo malo en el análisis?

— ¿Puede alguien venir a acompañarla? — volvió a repetir.

— Creo que mi abuelo podría venir, mi novio está en el trabajo al igual que mis amigos — dijo — el doctor le pidió que lo llamase en el pasillo, cuando la chica obtuvo una respuesta afirmativa volvió a entrar al consultorio — viene en camino.

— Perfecto, lo esperaremos.

Joe llegó en cuestión de 5 minutos, la castaña supo de su llegada cuando escuchó su voz preocupada hablar con la recepcionista, la mujer le indicó el consultorio en qué se encontraba y el hombre entró.

— Buenos días, Joe Rowle — saludo al doctor — ¿Pasó algo mi niña? ¿Cómo te sientes? ¿Qué pasó?

— No me han dicho nada — ambos miraron al hombre detrás del escritorio.

— ¿Por qué no tomamos asiento?— les indicó con la mano, ambos obedecieron a regañadientes — Louisette Slughorn Rowle — leyó su nombre en el expediente — tengo dos noticias para usted.

— ¿Hay algo malo? — preguntó ella, el hombre no respondió y mantuvo su mirada fija en los papeles de sus manos.

— Señorita Slughorn los resultados de su prueba de sangre son positivos — indicó — usted tiene aproximadamente 1 mes y medio de embarazo — sintió la mirada de su abuelo en su perfil, una mueca alegre se posó en sus labios — sin embargo...

— ¿Hay algo más? — preguntó su abuelo.

— Los resultados lanzaron otra cosa — comentó — hay una anomalía en tu sangre, creemos que tú sangre está realmente contaminada.

— ¿Contaminada? Eso es malo ¿Cierto? — preguntó ella.

— Es algo nuevo, jamás habíamos visto lo que ocurre en tu sangre — siguió explicando.

— ¿Es grave? — la chica no necesito ni siquiera una respuesta verbal, la sola mirada del doctor le dió la respuesta — ¿Qué ocurrirá conmigo?

— Podemos realizar mas exámenes y aplicar medicina experimental — dijo, a pesar de sentir un gran nudo en su garganta la chica se mantuvo con las barbilla arriba.

— ¿Hay peligro? ¿Peligro real?

— Al tratarse de algo nuevo, si — ella asintió — pero si trabajamos rápidamente y con suerte usted podrá vivir.

— Y sino moriré — afirmó — ¿Cuando podemos comenzar?

— Señorita Slughorn, necesito que sepa que a pesar de que los medicamentos pueden quitarle esa extraña condición en la sangre si son los indicados también pueden acortarle el tiempo si no lo son — explicó mientras se quitaba las gafas.

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