Cerritulus Necessitudo

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Estar en una relación con Severus Snape no era como Louisette lo había imaginado, el chico no era nada romántico, odiaba las muestras de afecto en público y parecía que también odiaba el contacto físico, incluso parecía que Severus intentaba mantenerse lo más alejado posible de la chica, pero sin importar eso la castaña estaba feliz.

Regulus seguía sin poder mirar a James Potter en los pasillos, cada que se lo encontraba se daba media vuelta y salía corriendo lo más lejos posible del moreno; Slytherin ganó la copa de Quidditch y fueron los patrocinadores de una fiesta increíble en su sala común.

— Lily — dijo Severus — Lils — volvió a llamar — ¡Lily te estoy hablando! — bajó el libro que Louisette tenía en sus manos, la castaña lo miró — mierda, perdón.

— No te preocupes, entiendo la confusión — respondió la castaña con una sonrisa — ¿Que necesitas?

— Solo... Lo olvidé — dijo — sigue tu lectura— el joven se puso de pie y se marchó de la sala común.

Los días de Louisette casi siempre eran iguales, iba a clases, después a comer, hacia un poco de tareas, iba al club, recibía sus tutorías y regresaba a su sala común a "pasar tiempo" con Severus que siempre consistía en sentarse a leer y no hablar nada; por obvias razones su comunicación con Sirius ya era nula y con James ya no podía hablar mucho, a menos que quisiera ganarse una discusión bastante acalorada con Severus.

— Entonces... — Regulus se sentó junto a Louisette en las gradas del campo de Quidditch.

— ¿Entonces que? — preguntó la castaña.

— ¿Cuándo planeas arreglar tu situación con Sirius? — la chica lo miró — podrías hacerlo ahora, está a punto de llegar.

— No hay nada que solucionar, Reggie.

— Ambos sabemos que eso es una mentira — el pelinegro le quitó a Louisette el lazo con el que estaba jugando — si, Sirius es un idiota pero tú también lo has sido.

— ¿Ahora yo también soy una idiota?

— ¡Si! Cuando lo escuchaste debiste entrar y romperle la nariz, no ir a cambiar de tutor — dijo — había una mejor solución que esto.

— ¿Y para ti romperle la nariz a tu hermano era mejor solución que dejarle de hablar? — el pelinegro asíntio — realmente tienes problemas.

— Tu lo extrañas, él te extraña, deberían de dejar de lado su orgullo y hacer las paces.

— No extraño para nada a tu hermano — el chico la miró sin creerle — realmente estoy muy agusto ahora.

— Si claro, Tom es tan divertido.

— ¡Lo es!

— He escuchado sus tutorías, solo es bla bla bla, definitivamente no la pasas tan bien cómo con Sirius — reclamó — con mi hermano siempre reías o terminabas persiguiendolo por todo el castillo.

— Lo perseguía porque se robaba mis cosas.

— Pues sea así o no, te divertias más en las tutorías de Sirius que en las de Tom — la castaña negó — y tampoco vas a decirme que disfrutas mucho el tiempo con Severus.

— ¿Que tiene de malo Severus? Es mi novio.

— ¡El novio más aburrido del mundo! — soltó — no han tenido citas, nunca he visto que sea dulce o bueno o cariñoso contigo — enumeró con los dedos — y dudo mucho que te haya besado.

— No le gusta el contacto físico, es todo.

— ¿Quieres que sea honesto contigo? — la chica asíntio — ¿Aunque se escuche cruel?

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