Saltare cum me?

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Día del baile, todas las salas comunes eran un completo desastre, alumnos corriendo de un lado al otro tratando de llevar a cabo los últimos detalles antes de la fiesta de esa noche y antes del regreso a casa.

Louisette se encontraba en su habitación acostada en el suelo tratando de juntar energías para meterse a la ducha, Narcissa había quedado con ella para arreglarse juntas a las 4 de la tarde, faltaba media hora para eso y Louisette aún no podía ni levantarse del suelo.

— Que flojera tengo — dijo mientras giraba la cabeza para ve a Galatea recostada encima del escritorio— ¿Por qué no puedo ser tu? — preguntó.

Cinco minutos después la puerta de su habitación se abrió dejando entrar a un pelinegro de cabello rizado, el chico buscó con la mirada a la castaña hasta encontrarla tirada en el suelo.

— ¿Que haces ahí?

— Ahora soy una alfombra— respondió la chica.

— ¿Entonces puedo pisarte?— bromeó el chico, avanzó hasta ella y de igual manera se recostó a su lado — ¿Crisis existenciales?

— Más bien flojera — el chico asintió — ¿Que haces aquí?

— Vine a traer tu regalo de navidad— informó mostrándole una pequeña cajita negra — como me iré con mis padres.

— Gracias Reg — la chica tomó la caja — tu regalo está encima de mi cama.

— Lo tomaré antes de irme — dijo — ¿Aún no te duchas?

— Nope.

— ¿Y piensas hacerlo?

— Lastimosamente tengo que hacerlo — la castaña se impulsó para quedar sentada, Regulus no tardó mucho en imitarla — pero la flojera me vence cada que lo intento.

— Piénsalo de está manera, después de hoy tendrás 3 semanas de completa armonía y paz — expresó con una sonrisa — y la sala común para ti sola.

— ¿Por qué todos los Slytherins tienen que irse de vacaciones con sus padres?— cuestionó — necesito unos padres de repuesto.

— Realmente me quedaría pero...

— Disfruta el viaje Reg, pero no busques culpables cuando encuentres tu habitación siendo rosa chillón — ambos soltaron una carcajada.

— No buscaré culpables porque sabré perfectamente quién fue.

— ¿Quién?— preguntó inocentemente batiendo las pestañas.

— Eres un caso — el pelinegro se puso de pie y ayudó a la chica a imitarlo — duchate o Cissy vendrá y lo hará ella misma.

— ¿Se supone que eso tendría que ser malo? — Regulus negó mientras reía.

— Hablo en serio.

— Está bien, papá — el chico se despidió de Louisette con un beso en la cabeza antes de tomar la caja de la cama y salir de la habitación— en serio amaría ser un gato — la chica agarró su ropa interior del armario y su bata para consecuentemente meterse a la ducha.

— Cissy deja eso ahí — pidió la castaña.

— ¿No estás interesada en saber que dice?— preguntó mientras seguía intentando ver a contra luz la carta — quizás murió.

— El señor Rowle no murió — le arrebató la carta — y no, no estoy interesada en nada que venga de ese hombre.

— Es tu abuelo.

— No tengo ningún parentesco con ese señor — volvió a guardar la carta en la parte más alta de su armario.

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