Baculum magicum

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Louisette se detuvo frente a la puerta e intentó recuperar el aire, había despertado algo tarde y para su mala suerte la clase de DCAO había cambiado de sitio y ahora el salón de clases estaba hasta el otro lado del castillo, cuando recuperó la compostura se arregló el uniforme y tocó la puerta con los nudillos.

- Pase – dijeron del otro lado, Louisette abrió la puerta y asomó solo la cabeza – señorita Slughorn pensamos que no nos honraría con su presencia.

- Se me hizo algo tarde, le pido una sincera disculpa – respondió la chica.

- Pase y tome su lugar – indicó Merope, Louisette entro rápidamente y se sentó junto al Gryffindor pelinegro.

- ¿Se te pego la almohada? – pregunto burlón, Louisette ignoró el comentario de Sirius y sacó su cuaderno para tomar apuntes – oye te estoy hablando.

- Y yo te estoy ignorando – respondió la chica – ahora déjame en paz.

- Ayer no fuiste a las tutorías.

- Estaba ocupada.

- ¿Ocupada? ¿Haciendo qué? – Louisette miró al pelinegro.

- ¿Te interesa?

- No realmente, pero James esta demasiado lejos como para sacarle platica sin que la profesora se dé cuenta – explicó.

- Habla con alguien más y déjame en paz – regresó su mirada a la profesora, Sirius comenzó a buscar alguien con quien charlar y tras no encontrar a nadie interesante comenzó a garabatear en su cuaderno.

- Mira – le mostró su cuaderno a la chica, el dibujo eran 4 chicos sin rostro que estaban corriendo.

- Es lindo – le devolvió el cuaderno – deberías poner atención.

- No entiendo.

- Si pusieras atención le entenderías, no es tan difícil.

- Habla la que no comprende pociones – se burló – cuando es mucho más sencillo que esto.

- Si tú dices.

Sirius siguió garabateando por el resto de la clase e interrumpiendo la concentración de Louisette para mostrarle sus dibujos, Merope les llamó la atención varias veces y confisco varios garabatos del pelinegro, cuando la clase terminó Louisette recogió sus cosas rápidamente.

- Hey, tus dibujos – Louisette llamó a Sirius que ya se encontraba apunto de salir del aula.

- Quédatelos – respondió el pelinegro y finalmente salió junto con sus amigos del salón, la chica metió los dibujos entre las hojas de su cuaderno.

- ¿Cuándo es la boda? – Narcissa llegó hasta ella con una sonrisa burlona.

- ¿Cuándo es la tuya con Lucius? – respondió la castaña, la sonrisa de Narcissa se borró.

- Ni en un millón de años – la castaña se rio.

- Si tú dices.

- Ni loca me caso con ese – la rubia espero a que Louisette terminara de guardar sus cosas y ambas salieron hacia la próxima clase.

Ya que Sirius y Louisette seguían suspendidos de la biblioteca, tuvieron que seguir estudiando en el patio, habían decidido tomar uno de los arboles cercanos al lago negro como su pequeño espacio de estudio. Louisette tuvo que soportar toda la tarde las bromas de Narcissa respecto a su "romance" con Sirius y estos solo incrementaron cuando la castaña le conto que comería junto al pelinegro.

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