Dormir sobre el pecho de Sirius siempre era muy cómodo, las pequeñas caricias que el joven hacia sobre el abdomen de la castaña la hicieron caer dormida en solo unos cuantos minutos y mantenerse así durante toda la noche no fue ningún problema; su mañana comenzó con una intensa luz blanca molestándole en los ojos.
- Ustedes me acaban de otorgar la portada para el anuario de este año - dijo Remus mientras bajaba la cámara que le cubría el rostro.
- ¿Que haces aquí, Lunático? - cuestionó Sirius mientras se tallaba los ojos con una mano esperando volver a recuperar su visión.
- Anoche me percate de un fallo en el plan de quién cuidaría a Louisette - dijo - no trajeron uniformes y si iban por ellos tardarían demasiado y no alcanzarían a desayunar - el joven dejó dos mudas de ropa sobre la silla - les he traído su uniforme.
- Eres un ángel, Remus - la castaña jaló su manga para darle un beso en la mejilla.
- Siempre es un placer, bonita - respondió sonriendole dulcemente.
- ¿Pero a la próxima podrías intentar no despertarnos? - reclamó el pelinegro - aún nos quedaban 15 minutos de un sueño bastante reparador.
- Será a la próxima - respondió sonriendole - supongo que nos vemos más tarde, no olviden ir a desayunar, sobre todo usted señorita.
- Si papá - contestó fastidiada, Remus dejó un beso en su frente antes de salir de la enfermería - por cierto, buenos días - se inclinó para besar la mejilla e su novio.
- ¿Qué clase de beso de buenos días fue ese? Ven acá - el jovén tomó el rostro de la castaña entre sus manos y la besó suavemente, una sonrisa boba se anunció en los labios de ambos y poco a poco la espalda de la chica comenzó a caer sobre el colchón.
- Quítate de encima, Poppy puede entrar en cualquier momento.
- He estado cientos de veces en esta enfermería ¿En serio crees que no me he aprendido minuciosamente el horario de Poppy? - volvió a besarla - ¿Por quién me tomas amor? Tenemos como mínimo, 10 minutos para divertirnos antes de que esa puerta se abra y me obliguen a darte espacio.
- ¿Y que se puede hacer en 10 minutos? - el joven enarcó una ceja - no en ese sentido, tonto.
- ¿Sabes la cantidad de cosas que puedo hacerte solo en 10 minutos? - preguntó con una sonrisa torcida sobre sus labios - ¿Cuántas veces podrías decir mi nombre mientras me ocupo de ti?
- ¡Merlin! Eres un idiota - la chica lo empujó suavemente - estamos en una maldita enfermería, aquí se viene para sentirse bien.
- ¿Y yo no te hago sentir bien? - los besos de Sirius comenzaron a bajar hacia el cuello de la chica - nadie podría hacerte sentir tan bien como yo.
- Pues... - Louisette sabía que esa única palabra molestaría al pelinegro.
- ¿Pues? - preguntó regresando sus ojos hacia los de ella - ¿A qué te refieres con ese "pues"?
- No me dejaste terminar, quería decir "pues no" - le sonrió inocentemente.
- Sabes que no era así, ¿Quien más podría hacerlo? ¿James? - jamás había escuchado que Sirius dijera el nombre de su amigo con un tono de molestia y desagrado - por favor, James jamás podría - las manos del chico comenzaron a subir por las piernas de la chica lentamente, los ligeros roces enviaban escalofríos por todo su cuerpo - nadie podría - un pequeño jadeo abandonó los labios de la castaña cuando sintió como su bata subía más allá de sus caderas, Sirius logró callarla con un beso - nadie te conoce tan bien como para saber dónde están tus puntos dulces.
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BELLATOR
FantasyDesde tiempos remotos los magos y brujas sangre puras han causado revuelo entre la gente, unos cuantos los han llamado "lejanos a Dios" otros pocos "raza superior". Viven entre los Muggles, odiándolos en secreto y deseando poder someterlos, caminan...