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Louisette se giró sobre la cama cubriéndose completamente con las cobijas, esta vez Sirius si habia cerrado las cortinas de la habitación por ello se encontraba iluminada solamente por una pequeña luz tenue, al girarse la castaña esperaba encontrarse contra el pecho de Sirius y no con el vacío.

— ¿Sirius?— lo llamó sin obtener respuesta — ¿Sirius?— de nuevo nada, la chica se sentó en la cama y talló sus ojos.

Había pasado la noche junto a Sirius y había sido una noche perfecta, cuando llegaron a la habitación Sirius le prestó otro suéter y ambos se acostaron en la cama, se quedaron charlando hasta que el sueño los venció a ambos.

— ¿Dónde se metió este hombre?— cuestionó a la soledad de la habitación, se levantó de la cama y el frío del suelo le hizo abrir los ojos comicamente — maldita sea — un par de segundos después encontró una nota en el espejo.

"¿Te han dicho que duermes terriblemente mal? Me tiraste tres veces de la cama... Como sea, estoy recuperandome de los golpes en la sala común.
Te espero ;) "

~ Con amor, Sirius ♡

Louisette río ante el dramatismo del chico, acomodó ligeramente el suéter que Sirius le había prestado y su cabello antes de bajar en busca del Gryffindor.

— Buenos días — saludó el chico, se encontraba sentado en el suelo junto al árbol de navidad — ¿Cómo dormiste?

— Muy bien, gracias — respondió  mientras comenzaba a bajar las escaleras.

— Me alegra que no te la hayas pasado besando el suelo como yo — Louisette se rió.

— Lo siento por eso — tomó asiento a su lado.

— Díselo a mi lindo rostro, el sufrió todos los golpes— bromeó — dejando eso de lado... Mira cuántos regalos — señaló los paquetes debajo del árbol.

— ¿Mis padres los enviaron a aquí?— cuestionó mirando las cajas.

— No realmente, estaban en tu sala común pero fui por ellos para que no tuvieras que abrirlos sola— respondió.

— Gracias — Louisette notó un pequeño paquete firmado por el pelinegro — ¿Ya has abierto los tuyos?

— No, estaba esperándote — tomó uno de los paquetes y comenzó a rasgar el envoltorio, Louisette lo imitó — esta vez James ha sobrepasado los límites— sacó una playera de Quidditch firmada — debió costarle un ojo de la cara.

— ¿Cuando Potter ha escatimado en gastos?— la castaña le mostró el vestido dorado de parte del pelinegro — ese hombre debería considerar hacer un fondo para su retiro, si sigue así caerá en la bancarrota.

— Conociendolo encontrará la manera de recuperar ese dinero— la castaña asintió en acuerdo.

Continuaron abriendo regalos en completo silencio, sus padres enviaron ropa, sus tíos golosinas, Lily envío una fotografía enmarcada de ambas con los uniformes de las porristas y Narcissa le había regalado un perfume que se notaba a kilometros que era realmente caro.

— ¿Puedo?— la chica levantó la cajita con la firma de Sirius.

— No, solo lo puedes apreciar la envoltura — respondió sarcástico— es obvio que puedes.

— Solo preguntaba por cortesía — respondió la chica, rasgó suavemente el envoltorio — no voy a aceptarlo — dijo.

— Tiene tu nombre, técnicamente tendrás que aceptarlo — respondió.

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