Diferent

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Louisette y Regulus jamás tocaron el tema sobre esa noche, el pelinegro entendió sin necesidad de palabras lo que habia ocurrido y el dolor que la chica sentía así que solo aporto apoyo con sonrisas dulces cada mañana.

Harry visitó a los chicos un par de veces y notó el obvio cambio de carácter en Louisette, no dijo mucho sobre ellos y la castaña lo agradeció internamente.

La mañana de regreso a Hogwarts la chica empacó perezosamente sus pertenencias, justo en la parte más alta del baúl encontró una fotografía familiar, cuatro rostros sonrientes, el brazo de Louis posado sobre los hombros de Louisette con amor, la mirada de la chica se posó solo en ellos dos ¿Cómo es que pudo fingir amor tanto tiempo? Un carraspeo de garganta proveniente desde la puerta de su habitación la hizo levantar la mirada.

— ¿Lista? — preguntó Regulus.

— Si — la chica cerró el baúl y finalmente se levantó del suelo, lo jaló hasta la puerta y se detuvo junto al bote de basura de su habitación.

— ¿Louisette necesitas un segundo más a solas?— preguntó dulcemente.

— No — aplastó la fotografía en su mano y la arrojó al cesto — estoy bien — finalmente salió de la habitación encontrando a los padres de James esperando pacientemente en la sala — estamos listos.

— Perfecto, vámonos no queremos que se nos haga tarde — Fleamont tomó el baúl de Louisette — ¿Y Regulus?

— Aquí, lo siento — el chico salió de la habitación de Louisette — solo olvide una cosa — sonrió y dejó el par de llaves en manos de Euphemia.

— Vámonos entonces — los cuatro salieron del departamento con los baúles, definitivamente este año en Hogwarts seria muy distinto.

El tren olía a azúcar quemada y canela, Louisette junto a sus amigos buscaron pacientemente un cubículo.

— Encontré espacio — informó Peter— pero, no se si Louisette quiera — las miradas de todos cayeron sobre la chica.

— Vayan ustedes, encontraré sitio — aún no muy convencidos James, Lily y Remus siguieron al más pequeño.

— ¿No van con ellos?— preguntó a los dos pelinegros.

— No, nos quedamos contigo — respondió Regulus, Louisette les sonrió y siguió en su búsqueda, finalmente encontraron espacio con un pequeño grupo de Ravenclaws.

— Compermiso — los tres entraron uno detrás del otro y tomaron asiento frente al grupo, Louisette quedó entre la ventana y Sirius, su cabeza no tardó en caer sobre el cristal.

En el cubículo solo se escuchaban pequeños murmuros de los Ravenclaws, Regulus mantenía su mirada en el libros sobre sus manos y Sirius mantenía su cabeza echada hacia atrás con los ojos cerrados; perfecto, Louisette no tenía muchas ganas de hablar.

El ligero movimiento del tren acompañado de los paisajes rápidos a través de la ventana lograron que Louisette se mantuviera despierta, solo despegó la mirada de la ventana cuando la señora del carrito apareció.

— Un agua, por favor — pidió la chica.

— ¿Solo agua?— preguntó Sirius.

— No tengo apetito — respondió mientras sacaba el dinero para pagar.

— Ni siquiera alcanzaste a almorzar.

— Si lo hice — mintió.

— Dos pasteles de manzana por favor — pidió el chico, pagó y siguió a Louisette dentro del cubículo, le extendió uno de los pasteles.

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