Con el corazón en la mano

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Despertar después de llorar toda la noche por culpa de un corazón roto no era lindo,habían pasado unos cuantos días desde el rompimiento y la cabeza de Louisette le dolía al grado de sentir que cualquier pequeño ruido se la explotaría, definitivamente el luto de una relación era doloroso.

- Cariño - la tía Gemma abrió la puerta - ¿Bajas a desayunar?

- No tengo demasiado apetito tía, iré a trabajar y allá comeré algo - respondió mientras se levantaba de la cama.

- Pensé que Gerard te habia dado vacaciones.

- Y lo hizo, pero dejé unas cuantas cosas pendientes que quiero resolver antes de navidad - dijo - ¿Christophe ya se ha ido?

- Hace unos 10 minutos ¿Quieres que lo llamé para que regrese por ti?

- No, caminaré - dijo, la mujer se quedó examinandola con la mirada.

- Cariño ¿Algo pasó? - ella negó con la cabeza.

- No, nada ¿Por qué tendría que ocurrir algo? - se giró sobre sus talones obligandose a regalarle una sonrisa a su tía - sabes que odio dejar las cosas al último - Gemma asintió no muy convencida.

- Bien, te dejo vestirte.

Cuando bajó encontró a todos en la sala, la castaña ya usaba los lentes de sol para que nadie notará sus ojos realmente hinchados.

- Buenos días - saludó con falsa alegría, James rápidamente giró el rostro hacia ella.

- Buen día preciosa ¿Cómo estás? - cuestionó.

- Tranquila y algo apresurada - expresó, sus ojos luchaban por ir directamente al pelinegro sentado al fondo - regreso a las 7 - informó a su tía - no me esperen para cenar.

- ¿Irás sola? - cuestionó la mujer - ¿Por qué no te acompaña Sirius? Pensé que querrían pasar algo de tiempo a solas.

- No, él tiene cosas que hacer, no te preocupes, iré por lugares transitados - tomó su abrigo del perchero y sus llaves - nos vemos en la noche.

Louisette se había propuesto algo está mañana durante su ducha, no volver a llorar dentro de casa, la razón era porque si lo hacía definitivamente se deprimiría, por lo menos si lloraba afuera recibiría un poco de los rayos de sol. Caminó sin mucha prisa hacia el pequeño parque del pueblo, se alejó de todas las personas y fue directamente hacia la última banca.

Los rayos del sol sobre su rostro se sentían cálidos, escuchaba a lo lejos los murmullos de la gente, todo parecía ir bien pero un pequeño suspiro que abandonó sus labios le provocaron las lágrimas.
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- Ten - miró frente a sus ojos un pañuelo, cuando levantó el rostro notó a Gerard de pie a su lado.

- Gracias - lo tomó y limpió sus lágrimas suavemente - iba camino al trabajo.

- Supongo que podremos ir juntos - el hombre tomó asiento junto a ella - pero lo mejor será calmarnos antes.

- Lo siento - expresó - y gracias por el pañuelo.

- ¿Y por qué mi asistente está llorando sola en el parque? - preguntó - ¿Te han asaltado o algo así? ¿Estás lastimada?

- No, estoy bien... Estoy bien - parecía que la chica intentaba convencerse de ello - estoy bien.

- ¿Segura que lo estas? Las personas no lloran en el parque porque estén bien - Louisette sintió como Gerard posaba su mano sobre la de ella.

- Lo estoy, solo un pequeño bajón emocional - mintió.

- Cuando estaba en el colegio se ventiló un rumor sobre que yo era un tipo de vidente o algo así, jamás supe de do de salió eso pero supongo que fue por qué soy bastante observador y todo eso - comenzó a explicar - y gracias a ello puedo notar que no estás usando el collar de anillo que siempre traes contigo y tampoco el e margarita, lo que me lleva a doss hipótesis, la primera es que los olvidaste esta mañana y las segunda es que peleaste con quién te los dió y jugando con esa posibilidad y tomando en cuenta tu estado supongo que ese alguien es tu novio, Sirius - ellas no dijo nada - ¿Estoy en lo correcto?

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