"Es más fácil reprimir el primer capricho que satisfacer los otros que le siguen." ~ Abraham Lincoln.
Locura.
Paso un mes desde nuestro regreso a la gran ciudad, todo se estaba acomodando perfectamente. El nuevo general habia llegado justo el día que habíamos regresado a nuestras labores y todo estaba mejorando.
Aunque Conall me buscaba para entablar largas conversaciones, yo trataba de evadirlo, pues mi plan de olvidarlo estaba siendo un completo fracaso, cada que lo tenía cerca parecía como si dentro de mí se encendiera el libido y pareciese una loca desesperada por él. Trataba de permanecer cuerda, pero su cercanía, su perfume y su misma presencia hacia que mi cuerpo entrara en un estado de shock total y la inteligencia se fuese a la Antártida a tomar unas vacaciones.
Cuando Conall entraba a mi oficina, tenía que aguantar las ganas de lanzarme a él como una jodida gata en celo, pero todo me parecía una nulidad, cada que él aparecía en mi campo de visión yo me convertía en algo difícil de controlar y mi centro se mojaba como si se tratara de una piscina olímpica.
—¡Anda! ¡Vamos! Te prometo que te vas a divertir como nunca, es un nuevo bar en la ciudad, solo pocos han logrado asistir—chilló América colgándose de mi brazo para tratar de convencerme de su plan.
—Tengo mucho trabajo en la base Amé, no puedo simplemente dejarlo e irme.
—¡Oh, vamos! El coronel Harrison se ira también ¿Para que jodidos quieres quedarte?
<<Para no correr detrás de él como una loca desesperada>>
Pensé.
—Tengo demasiado trabajo, será otro día...Ustedes vayan a divertirse.
—Bien, entonces le diré al coronel Harrison que se quede a acompañarte, no nos sentimos cómodas cuando te quedas tú sola.
—¿Qué? ¡No! —chillé poniéndome de pie causando la sorpresa de mi amiga —Iré ¿Okey?
—¿Por qué cuando mencione al coronel aceptaste? ¿Hay algo entre ustedes, pillina?
Sentí que mis mejillas se encendieron de un potente sonrojo, tenía miedo de que mi autocontrol se fuese al caño y terminara lanzándome a Conall como toda una desesperada deseosa de él.
—¿Interrumpo algo, coronel Kim? —la ronca voz de Conall irrumpió en mi oficina. —Sargento—saludó a mi amiga.
—C...Coronel. —saludó formalmente —T...Te espero abajo K...Key.
—Adelántense, mándenme la ubicación, yo llegare allá. Tengo que entregarle estos informes al general y debo arreglarme.
—E...Esta bien, A...Allá te vemos. —mi amiga hizo una extraña reverencia hacia Conall y salió corriendo como alma que lleva en diablo.
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Sólo tú. Mi dulce tentación. ©
ActionNo tengo miedo de un ejército de leones dirigido por una oveja. Tengo miedo de un ejército de ovejas dirigido por un león. - Alejandro Magno. . . . Keylani Kim, la perfecta combinación entre tenacidad y sacrificio, la coronel más respetada de toda l...