"Cuando estás en el infierno, solo el diablo te puede mostrar el camino hacia afuera." ~Joe Abercrombie.
Firmar con el diablo.
La vida es tan impredecible que por más que creemos tener el control, hay situaciones que simplemente por capricho de esta o del destino, se salen de las manos del ser humano.
¿Pero eso es lo que hace divertido la vida? ¿No?
Si viviésemos en un mundo donde todo fuese predecible y ambiguo caeríamos en la desesperación de la rutina, no tendríamos la oportunidad de vivir con sorpresas ni de sentir la emoción de la incertidumbre futura.
Me miré una última vez frente al espejo, detallando el rubio cabello que había estilizado la mujer, claro que Schiavone ya sabía quién era no hacía falta que me disfrazara. Pero eso era algo que sólo él y yo sabíamos, frente a todos tenía que asumir el papel de que me volvería a mezclar.
Detalle con cuidado los labios rojos que resaltaban mi perfecto rostro de ninfa, Gina se había encargado de hacer unas modificaciones a mi anatomía, con un poco de sombras y bronzer había logrado cambiar un poco la forma de mi rostro haciéndome ver como una mujer diferente a la que realmente era.
El maquillaje rojo exagerado lograba que mi rostro resaltará y a su vez cambiará por completo. los profundos ojos azul de los pupilentes me hacían ver dominante pero a la vez se parecían a los de un cordero a punto de ser sacrificado. La mujer apareció con un escotado y corto vestido rojo, junto con unos altos tacones que en definitiva serían un impedimento si tenía que huir.
—Coronel—saludó —, esta es la ropa que deberá usar, según las órdenes de quien entrevistó a quien supuestamente la contrató.
—Vaya bastardo—murmuré rodeando los ojos.
Me giré hacia ella tomando la lencería que de igual manera me habían pedido usar, nuestro plan principal no había funcionado, sin embargo gracias a la inteligencia de mi equipo, habíamos logrado que Schiavone se enamorara de Natascha Smirnova.
Suspiré tratando de encontrar un poco de tranquilidad en mi interior, era claro que me metería en la boca del lobo, totalmente indefensa ante el hombre que me había declarado una y otra vez que lo único que deseaba era tenerme en su cama, al hombre que yo misma le había arruinado sus planes de unión con una de las mafias más poderosas del mundo. Claro que mi nombre estaba de primer número en su lista negra.
La mujer me dio tiempo para cambiarme, me enfundé rápidamente en las lencería roja de encaje que debía usar, claro que no pensaba llegar con él hasta ese nivel pero por lo menos tenía que hacerlo para distraerlo. Me coloqué rápidamente el vestido escotado que no dejaba nada a la imaginación al tener la espalda totalmente descubierta y que una línea en la pierna derecha dejara descubierto incluso mis muslos hasta llegar a la cadera.
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Sólo tú. Mi dulce tentación. ©
ActionNo tengo miedo de un ejército de leones dirigido por una oveja. Tengo miedo de un ejército de ovejas dirigido por un león. - Alejandro Magno. . . . Keylani Kim, la perfecta combinación entre tenacidad y sacrificio, la coronel más respetada de toda l...