Capítulo 59.

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Advertencia: Este capitulo contiene mucho, pero mucho amor y cachondeo. No juzguen a esta loca autora, ya se me zafó un tornillo.

Maratón:1/3.

"Amo como ama el amor

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"Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?"~Fernando Pessoa

Tres es perfección.

Cuando menos lo esperamos, los caprichos de la vida o del destino nos alcanzan. Cosas que creíamos finalizadas o que dábamos por hecho, terminan siendo algo completamente diferente y acaban con la estabilidad que habíamos formado en nuestro camino.

Sin embargo, la vida muchas veces se da cuenta de que cometió errores catastróficos en diversas situaciones y trata de remediarla con las casualidades. Quizás, en eso se basa la belleza de la vida, en volver a armar las piezas de un rompecabezas que ella misma se encargó de destruir.

La vida es caprichosa por sí misma, ama poner a las personas correctas en el momento idóneo para su diversión y como seres humanos, víctimas de ella; sólo nos queda seguir el camino desorbitado que ella ha trazado.

Miré a ambos hombres con sus coquetas y tiernas sonrisas, esas que lograban por alguna razón derretirme como una jodida mantequilla en sartén. Sentía que mi corazón, a pesar de sentirse confundido... sabia la elección que debía tomar.

Ambos se encontraban de pie frente a mí, dándome una de sus perfectas sonrisas mientras presumían sus platos como su mayor creación. Parecía que esos dos Adonis eran los mejores chefs del momento, esperando que la crítica probase sus delicias.

—Yo me encargué de la pasta, cociné unos deliciosos Ravioli di cinghiale y un delicioso filete florentino—explicó Arniel mostrándome los tres deliciosos platillos frente a él.

—Y yo me encargué de preparar el delicioso postre al estilo inglés, un delicioso Sticky Toffee—murmuró señalando un deliciosos pastel de chocolate con una bola de helado de vainilla.

—Conall, eso se derretirá antes de que terminemos la cena—regañó Arniel.

—Podemos comer primero el postre—aseguró Conall con una sonrisa triunfal—. Claro, si Key lo aprueba...

—¿Por qué estan haciendo esto? — pregunté con el ceño fruncido, saliendo un poco de la ensoñación que ellos me causaban.

—Primero comamos, ¿sí?

Asentí sin atreverme a negar, mi estomago extrañamente se sentía vacío y con ganas de saciarse completamente hasta estar lleno. Como lo había dicho Conall, el postre fue lo primero que comimos, era un delicioso y dulce sabor de café chocolatoso. El helado era la perfecta combinación con el chocolate.

Sólo tú. Mi dulce tentación. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora