Capítulo 38.

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"El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice." ~Charles Baudelaire

Alianza por ti.

La vida nos pone en lugares indicados, en momentos que el destino juega a ser un héroe para abrirnos los ojos y ver lo que ocurre sin que nosotros nos demos cuenta del error o del mal juego que nos pone la vida nos pone frente a nuestros ojos.

Agarré los cabellos negros de esa mujer, sintiendo como todo mi miembro era succionado por su caliente boca, La empujaba frenéticamente contra mu cuerpo escuchando las arcadas al sentir que la monstruosidad de metía entre sus labios rojo carmín.

Su lengua recorría toda mi extensión y sus jadeos me volvían completamente loco por el juguete que había introducido en sus pliegues, ella parecía encontrarse en un trance mientras su cuerpo se convulsionaba aun con mi miembro en su boca.

Lo chupaba como si se tratara de su dulce favorito, la escena era tan erótica que no podía evitar soltar gruñidos que se acompañaban por maldiciones hacia esa mujer parecida a una jodida diosa de las mamadas.

La tomé de los hombros separándola de mí de forma inmediata al sentir que mi miembro temblaba, sin poderlo evitar me liberé completamente manchando su cara y parte de su cuerpo completamente desnudo. Ella como si se tratase de una poseída, se convulsionó en el suelo alcanzando el anhelado orgasmo que le había negado por un par de horas, se sacudía con tanta potencia que era una imagen digna de ver, sus senos brincaban en cada convulsión causando el ultimo chisguete de mi excitación.

Sus ojos azules me miraron mientras su respiración trataba de regularse y se recuperaba del explosivo orgasmo que le había provocado. Una sonrisa se dibujó en sus carnosos labios, pero no causo nada en mi nisiquiera una sonrisa fingida.

—Vístete y largo—ordené.

Sin siquiera esperar respuesta suya, me adentré en la ducha de mi departamento tratando de bajar la calentura que me habia acompañado durante toda la jodida semana.

Abrí el grifo de agua fría dejando que envolviese todo mi cuerpo, suspiré recargando la cabeza contra la baldosa de la ducha, tratando de olvidar por un momento los jodidos ojos verdes que no podía sacar de mi cabeza, nisiquiera pactando "escenas" en el club e incluso, sacándolas de ahí, mi cerebro era capaz de olvidar a la hermosa muñequita de ojos verdes.

No podía seguir pensado en cosas tan indecentes sobre la novia de mi mejor amigo, pero ¡Joder!, yo ya me había perdido entre esas dos piernas hermosas y era imposible no imaginar lo que Arniel disfrutaba y que yo había perdido por ser un jodido bastardo.

Ellos eran la pareja ideal, su relación se había formalizado y todos en la base admiraban a Arniel como "El que conquisto a la coronel", incluso habían sacado una jodida nota en el noticiero de la IISMF y eso no había sido más que un dolor de bolas al saber que ella pertenecía a alguien más. Estaba celoso pero no molesto, Key podía tener un amor perfecto con Arniel aunque a mí me tocase ser el espectador de su amor.

Sólo tú. Mi dulce tentación. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora