Capítulo 43.

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*Advertencia: Este capitulo contiene temas delicados y actitudes toxicas, se aconseja leer con discreción. La autora no quiere romantizar o promover estos comportamientos, recuerden que todo es ficción y lo que ocurre es parte de la construcción a la historia. Sólo para mayores de 20 años.

"Todo hombre tiene un diablo y no descansa hasta encontrarlo

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"Todo hombre tiene un diablo y no descansa hasta encontrarlo."~ MICHAEL WINCOTT

De cacería.

El destino odia poner las cartas a nuestro favor y parece ser partidario de siempre joder todo lo que toca con el pleno afán de ser el maldito rey del universo y demostrarle a la vida o al azar que él siempre tiene el poder sobre todo sin importar absolutamente nada a su alrededor.

Nunca había sido un creyente del destino, esas son patrañas cuando el mundo lo tienes a tus pies y no hay alma que no se doblegue ante ti. Quizás había crecido en una casa llena de amor por parte de mis padres adoptivos, pero lo que nadie sabía era que los malditos hijos de puta de la Bratva habían acabado con ellos frente a mis ojos.

Ahí creció mi odio y el corazón que había estado lleno de amor, se convirtió en una maldita bola sin sentimientos; creí que eso acabaría al matar a Dmitry, pero eso solo fue el comienzo, la venganza no tiene limites y el deseo de poder tampoco.

Cuando tuve las manos llenas de sangre de ese bastardo, algo dentro de mi se llenó de satisfacción, no supe que fue lo que me ocurrió, pero de repente ya no necesitaba nada más que la sangre de mis enemigos cubriendo mi piel, quizás era un sádico, pero nadie se atrevía a juzgarme sabiendo que podían aparecer con mi marca colgados en la plaza roja.

Amaba ver el miedo en el rostro de mis enemigos, quizás esa era la razón por la que me había encaprichado de esa pequeña pajarita, era la única que no me había bajado la mirada y que incluso se había atrevido a hacerme caer en segundos a sus pies. Ella, esa mirada verde esmeralda era algo que me había atrapado al punto de sentirla necesaria para respirar.

Estaba acostumbrado a que las mujeres me rogasen por tocarlas, por hacerlas explotar en placer y que incluso suplicasen por ser usadas por mí, pero ella era diferente, había sido completamente indiferente a mi y parecía que no le había afectado ni un poco estar a mi lado.

La habia nombrado pajarita, por una simple razón... ella era libre y volaba de un lado a otro, sin embargo, en cuanto estuviese en mis garras, perdería esa libertad y yo me encargaría de que su nido se construyera a mi lado, de manera que jamás volvería a volar pero se encargaría de ser mi entretenimiento eternamente.

Después de nuestro fatico encuentro en las heladas tierras de Alaska, había ordenado a todos mis hombres buscarla y resguardarla en una de mis casas de seguridad. Pero la IISMF se me había adelantado, la habían rescatado en un acto heroico de un soldado sin nombre, o al menos eso era lo que me habían dicho.

Sólo tú. Mi dulce tentación. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora